viernes, 14 de diciembre de 2012

ARTEMISA: La Libre Diosa de los Bosques


Siempre quise saber si entre todas las diosas de la mitología griega, existía alguna de ellas que fuera pura, virginal y a la vez hermosa. Fue entonces cuando encontré a la diosa Artemisa. 
Artemisa fue la hija del todopoderoso Zeus y Leto, pero a la vez fue la hermana gemela de Apolo (el dios Sol, quien fue uno de los 12 dioses olímpicos y se encargaba de llevar y esparcir la luz a todo el cosmos /mundo/). Artemisa poseía grandes dones y atributos, y también como muestra y parte de su nobleza, ella consideró haber causado muchas penas y molestias mientras estaba en el vientre de su madre (Leto) y siendo niña, se sentó sobre las piernas de su padre Zeus y le pidió que le permitiese permanecer por siempre soltera. Además le pidió también que elija una ciudad para ella, que una sería suficiente porque le dijo: “Padre, es mi intención vivir en las montañas y en los bosques el mayor tiempo posible”. Artemisa amaba mucho a su padre Zeus y este rápidamente accedió a la petición de su hija y además le concedió ser la diosa de los bosques y de la caza, razón por la cual la iconografía la representa con un arco y una flecha. Además ella poseía poderes de enviar plagas o la muerte súbita a los mortales, pero a su vez también podía curarlos, a través de los “miracles” (milagros). Pero Zeus también le dio sesenta ninfas (las Oceánidas/Oceánicas) y veinte más llamadas Asías, como acompañantes. Y como si fuera poco, el mismo Zeus al ver que Apolo era el dios Sol, a ella le concedió ser la protectora de la luna. Se cuenta que Artemisa se identificó mucho con la luna, por ser un astro puro y frío que alumbrara en medio de la noche. Fue la luna que transformó a la diosa Artemisa en una casta virgen que jamás gozó de las delicias del himeneo, de ese modo pudo escapar a las torturas y los sufrimientos que el amor trae consigo. Artemisa era hermosa pero a la vez era muy fuerte de carácter, incluso hay una anécdota en la cual Acteón, hijo de Aristeo, estaba apoyado en una roca cerca de Orcómenes, cuando por casualidad vio que Artemisa estaba bañándose en un arroyo cercano y se quedó mirándola y profundamente impactado por el hermoso cuerpo y encanto de la diosa. Artemisa, en un momento se dio cuenta de ello, y para evitar que se le ocurriera jactarse ante sus compañeros de que él había contemplado su desnudez, lo convirtió en ciervo e hizo que su jauría de cincuenta sabuesos, lo despedazaran. Mientras esto ocurría, ella conservó la inocente mirada de una niña como si hubiera cometido una pequeña travesura. Entre otras muchas anécdotas que nos narran los historiadores de la antigua grecia y los latinos.

Algunos mitólogos empezaron a afirmar que la castidad de Artemisa, produjo una verdadera aversión hacia los varones, la cual provenía de haber asistido a su madre en el alumbramiento de su hermano Apolo. Motivo por el cual, todo parece indicar que los trabajos y los dolores en los cuales ella fue testigo en esa ocasión, apartaron para siempre toda inclinación hacia el contacto carnal y la hicieron aborrecer a cuantos quedaban seducidos por su belleza. En cuanto a su nombre ARTEMISA, su raíz nos lleva a plantear una etimología no tan clara. Por ejemplo, puede provenir del griego “Artemes” que significa “de miembros fuertes” o de “Artao”, ya que los espartanos la llamaban “Artamis”, lo cual significa “la que despedaza”; o de “airo” y “temis”, lo cual significa “la suprema emplazadora”; entre otros posibles orígenes de su nombre. Los romanos la llamaron DIANA “La Cazadora”. 
El mito sobre el origen de la diosa DIANA para los romanos, es similar a la de los griegos, solo que Diana "La Cazadora", está representada en su iconografía, en un carro tirado por dos ciervos blancos o bien llevando en la mano antorchas encendidas para ahuyentar de los bosques a las bestias feroces que se albergaban por la noche. Por último, los historiadores latinos nos cuentan que las jóvenes romanas que querían entrar al servicio de Diana, debían guardar celosa virginidad, pues la mínima falta a los votos determinaba una serie de desgracias fatales para la transgresora. Y como bien se sabe, cuando un mortal se intentaba pasar de listo o lista para con los dioses, estos no perdonaban.

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