jueves, 24 de abril de 2014

Hefrén, el último profeta - Acerca del Sabio

¿Hay algún sabio entre vosotros?

Ay de aquellos que se prestan para las conversaciones superfluas y llenas de sofismas. Ay de aquellos que se mofan del que no sabe y que alzan el ego y elevan el rostro a las alturas diciendo "Yo soy más que tú". Para mí, todos estos no son más que hombres con pequeños anhelos y reducido intelecto. Olvidan que mofándose del otro, del amigo o del hermano, no hacen más que humillar al prójimo.

Estos hombres llamados "sabios", se han olvidado que todo aquello que se consigne a edificar o lograr altitud, debe estar cimentado en un profundo respeto sine qua non del verdadero sabio. Así pues, no debe olvidarse que una de las máximas cualidades del sabio, es la humildad por sobre todas las cosas.

Pero algunos mal llamados "sabios", recurren al sarcasmo o la irreverencia y llegan a faltar el respeto al prójimo. Todo esto, no hace más que denotar la impotencia del actuar u obrar, de un verdadero hombre sabio. Recuérdese pues, que el sabio actúa con humildad y respeto, ya que quien no lo haga así, entonces todo mundo podrá darse cuenta de su incapacidad intelectual y su falta de prudencia.

¿Hay algún sabio entre vosotros?

Quien ostente llamarse sabio, no tiene que gritarlo a los cuatro vientos o decir "Yo soy un sabio", porque aquel que haga eso, no es sabio alguno, sino necio. Aquel que diga ser sabio, dirá "Yo sé cuántas estrellas hay sobre el universo", pero aquel que realmente es sabio diría "No se puede conocer con exactitud, la cantidad de estrellas en el universo, como tampoco conocer con exactitud los granos de arena".

El mal llamado sabio dirá "Miradme a mí, hombres malos, y seguid mi ejemplo, yo que soy sabio nunca hice cosa mala alguna y por eso soy recto". Pero el verdadero sabio, simplemente seguirá caminando y no dirá nada, pues cuando tenga algo que decir, agachará la cabeza con humildad y dirá para sus adentros "Aun me falta mucho por mejorar, debo seguir aprendiendo a ser humilde".

¡Oh hermanos míos! Es así como el verdadero hombre sabio, siempre hablará de lo que sabe, e ilumina a los demás, no con su ego, sino con su sensatez y oportuno consejo. Él no necesita mofarse de nadie y mucho menos recurrir al insulto. Tampoco el sabio jamás recurrirá al cinismo, porque eso sería condenar su propia alma. El verdadero sabio, siempre hablará de lo que sabe, más nunca, de lo que no sabe.



Escrito por: David Efraín Misari Torpoco.
Abril 2014.

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