miércoles, 30 de abril de 2014

Hefrén, el último profeta - La parábola sobre los insultos

Cuando Hefrén y sus cuatro discípulos llegaron a la tierra de Gaza, unos hombres se le acercaron y empezaron a burlarse de él y sus discípulos, porque eran extranjeros y sus vestimentas, no eran finas.Al escuchar las burlas, uno de los discípulos, Socrám, dijo: "Profeta, no podemos permitir que se burlen de nosotros, hay que callarlos, no aguanto más la risa de esas personas". Pero el profeta Hefrén, al escuchar a Socrám, lo miró, y no le dijo nada, prosiguiendo su camino con los otros tres. Socrám al ver que el profeta no dijo nada, siguió con ellos.Siguieron caminando y otro grupo de hombres, se burlaron también de ellos, diciéndoles:

- "Mirad! Mirad! Ese hombre que camina al medio, dice que es un profeta y que su sabiduría es la mejor de los últimos tiempos, pero ¿no véis que está vestido con andrajoso vestir, pues sus túnicas están sucias? No son más que harapos" - mientras las demás personas reían a grandes carcajadas.

En vista que Hefrén y sus discípulos no se inmutaron, entonces prosiguieron a lanzarles insultos con palabras muy fuertes, a lo que no solo Socrám, sino también Sacúl, se incomodaron. En eso, Sacúl volteó y estaba a punto de devolver el insulto, pero Hefrén lo cogió del brazo y le dijo: "No lo hagas".

- Pero Maestro, si no lo hago, esos hombres seguirán insultándonos y eso no debe ser así - dijo Sacúl. 

- Permanecéos en paz para con ellos y más aun consigo mismos. Deben saber que si una persona te insulta, no le respondas el insulto con otro insulto, porque eso generará agresiones verbales y no es bueno, ni para tu cuerpo, ni para tu alma - dijo Hefrén.

- No lo entiendo - dijo Socrám.

Entonces caminando un poco más, algo alejado de aquellas personas que los insultaban, Hefrén les dijo que descansaran bajo un árbol y escuchen lo que tenía que decirles. Los discípulos se sentaron y Hefrén de pie, narró lo siguiente: 

"Cierto día, un monje sabio estaba meditando bajo un árbol y un hombre que pasaba por ahí, le insultó y profirió palabras fuertes contra él, pero este monje, no se inmutó. El hombre, al ver que el monje sabio seguía meditando le insultó con más palabras fuertes (de grueso calibre), pero este monje sabio, seguía en silencio y cerrado sus ojos. El hombre amargo, dejó sus cosas y se acercó al monje para insultarlo más de cerca y con más ganas, entonces el monje, abrió los ojos y le dijo:

- Oh, buen hombre y hermano mío, si a ti te traen un regalo y tú no aceptas el regalo ¿con quién se queda el regalo?

- Pues si no me lo acepta, el regalo queda conmigo, eso es más que evidente - dijo el hombre.

- Entonces, hermano mío, llévate tu regalo, yo no puedo aceptarlo - dijo el monje y siguió meditando."

Una vez que terminó, Hefrén preguntó a sus discípulos: ¿Y bien, ahora díganme, aquellos insultos, de quiénes provienen?

- De ellos - dijeron los discípulos.- Entonces ¿a quiénes pertenecen? - preguntó Hefrén.

- A ellos - dijeron los discípulos. 

- Por tanto, si vosotros no respondéis aquellas ofensas, e ignoran a los que los ofenden, dichas ofensas no son para vosotros, sino para ellos mismos, porque todo aquello que no se recibe, sigue perteneciendo a quien lo da. Recuerden eso siempre mis queridos hermanos, porque en el mundo, siempre habrá gente que los ofenda, incluso gente que a diario lo hará, pero si vosotros, nunca devolvéis esos insultos con otros insultos, aquellas palabras seguirán siendo de la boca que salieron, pero también, al no devolver nunca algún insulto, vosotros seguirán en paz consigo mismos. Por último, recuerden amar al enemigo, tal como lo enseñó el Sabio Rey Judío, como también, pagar un mal con amor. Quien tenga entendimiento, que entienda - dijo Hefrén.

Una vez que los discípulos escucharon esto, algo en ellos cambiaría, pues ya no se incomodarían o se turbarían sus corazones, ante insultos futuros, pues aunque al inicio cueste controlar las emociones y los impulsos, con disciplina, sosiego y tolerancia, se pueden lograr muchas cosas.

Escrito por: David Misari Torpoco.(Abril 2014)

1 comentario:

  1. "SI ALGUIEN TE ABOFETEA...COLOCA TU OTRA MEJILLA"....LA PAZ DE LA CUAL ESTÁS REVESTIDO SIEMPRE SE QUEDARÁ CONTIGO...LA OFENSA SIEMPRE DENIGRARÁ MÁS AL QUE LA HACE QUE AL QUE LA RECIBE...SABIDURÍA MILENARIA QUE POCO PONEMOS EN PRÁCTICA, PERO HAY QUE SEGUIR HACIENDO EL ESFUERZO POR FUSIONARLA A NUESTRA ALMA PARA QUE SE VUELVA UNA CONSTANTE QUE ACOMPAÑE NUESTROS DÍAS !!!

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