jueves, 22 de diciembre de 2016

Consejos a un joven jurista


Estimado Profesor Misari:

     Me dirijo a Ud. con sumo cuidado, de no incomodar con su tiempo y las labores o actividades a las que se dedica, pues estuve leyendo uno de sus libros que compré en una feria de libros, titulado "Paremias Filosóficas", y desde entonces, al leer sus pensamientos, quedé maravillado por lo directo, sencillo y explícito de lo que plasma. En confianza le digo, que varios de sus pensamientos me han ayudado a desprenderme un poco del derecho y a seguir estudios de filosofía de manera independiente, tal como ud. también lo ha venido haciendo. Sin embargo, acudo a ud. mediante esta misiva, para comentarle que hace poco obtuve mi título de abogado, y aunque mi familia y amigos se alegraron mucho de mi esfuerzo, puesto que la tesis que presenté me llevó casi tres años culminarla, al fin pude lograr tal objetivo, pero ahora que estoy empezando a buscar trabajo como abogado, tengo cierto temor y hasta algo de vergüenza, mostrar mi CV y que figure que soy de una universidad particular de provincia, la cual no es una de las mejores, y me siento algo consternado y avergonzado por ello, cuando veo que aquí, en la capital, otros jóvenes abogados presentan sus CV y son egresados de grandes y prestigiosas universidades. Profesor Misari, dígame ¿qué me aconsejaría ud. para poder vencer este temor que me aqueja? Pues me siento algo disminuido ante los demás. Incluso, siento que los dos libros que publiqué en mi tierra, no sirven de nada, pues tuvo muy poca acogida, como también, siento que el reconocimiento que me hicieron en mi universidad por postular una de las mejores tesis y reconocerme como buen investigador en derecho, son cosas pequeñas ante los jóvenes abogados de universidades reconocidas en Lima. No digo que me de envidia el no poder ser de una universidad grande, como las personas dicen acá, pero siento que esos jóvenes tendrán mayor oportunidad de encontrar trabajo y yo no, por ser de una universidad pequeña y provincial. Reitero las disculpas del caso, si con esta breve misiva, molesto o interrumpo su trabajo, pero le estaré muy agradecido, si puede darme algún consejo para no sentirme así. Un fuerte abrazo.

                                                                                                                               Diciembre, 2016.

                                                                                                             Atte. L.M.S.P.
                                                                                                                    Abogado
                                                                ......................................


                                                                                                                                Diciembre, 2016.


Estimado y apreciado L.M.S:

     Ante todo, estoy muy agradecido por dirigirte a mi persona mediante este e-mail, y soy yo el que quería responderte por la mañana misma cuando recibí tu escrito, sin embargo, esperé la noche, para tomarme tiempo y poder expresarme con gratitud y sencillez, tal como se merece un joven abogado y futuro jurista -por las cosas que he podido averiguar de ti- que se quiere dedicar también al estudio de la filosofía, siendo abogado. No sabía que mi pequeña obra (paremias) había llegado a tus manos, pero me siento muy contento que mis pensamientos te hayan motivado a investigar aun más el campo de la filosofía. Pero ahora, déjame decirte que, aunque no nos conozcamos en persona, me dirigiré a ti como un amigo y haré que mis palabras, ojalá puedan motivarte o ayudar en mucho o en poco, pero lo que más gusto me daría, es que así, mis palabras no te motiven, al menos te sean útiles para que lo reflexiones mejor y lo tengas siempre presente en todo momento de la vida. 

    ¿Te sientes mal por ser titulado en una universidad pequeña o de provincia, amigo mío? Pues de cierto os digo, que no debes temer a nada y mucho menos avergonzarte de la universidad de donde provienes, pues en ella, adquiriste los conocimientos necesarios y aprendiste a investigar varios temas de derecho, que ahora te serán útiles y provechosos para tu nueva etapa como abogado. Cuando digo que no debes temer a nada, me refiero a que no te debes sentir menos que nadie, pues recuerda que Catón y Clodio, dos grandes abogados de la antigua Roma, se burlaban de Cicerón, por ser este de una provincia (Arpino, una pequeña ciudad de Lacio), en cambio ellos eran de la gran urbe. Sin embargo ¿acaso Cicerón tuvo miedo de enfrentarse a ellos en el foro romano? ¡Para nada! Cicerón demostró una y mil veces, ser mejor abogado que ellos y ser el mejor retórico de todos en el senado y los tribunales romanos. ¿Y por qué de esto? Porque Cicerón tenía en claro, que no importa el lugar de donde provienes, sino, lo que importa son los conocimientos que has adquirido y que loablemente pones en práctica y ejerces. A Cicerón, le importó muy poco su procedencia. Así pues, no debes sentirte mal, ni menos que nadie, pues en la actualidad conozco a jóvenes abogados que no llegan a sus 30 años y proceden de universidades pequeñas, pero que en su campo, como docentes y litigantes son los mejores que ya empiezan a ser reconocidos en el medio en el que vivimos. Y quizá se me acuse y excuse el proemio de mis palabras, por proceder yo también de una universidad pequeña, y que sería distinto mi escrito, si yo hubiese sido egresado de alguna universidad grande, pero te confieso algo, pues así yo hubiese procedido de alguna universidad grande, eso para mí, carece de importancia, pues al igual que de nada sirve la riqueza o el dinero en los bolsillos, si hay pobreza en la cabeza, así pues, de nada sirve proceder de universidad a la que el vulgo denomina "grande", si es que no se procede o se sale de ahí, con amplios y vastos conocimientos. Sépase pues, que "en la cancha", son tus conocimientos, tus investigaciones, tu calidad profesional, tu técnica de resolución de conflictos y tus obras, las que hablarán por ti y no tu universidad, antes bien, serán muchos los que vean que eres bueno y cuando pregunten "¿de qué universidad es este tipo?" se asombrarán al saber que procedes de una universidad a la que ellos juzgan "inferior" o pequeño. Déjame decirte amigo mío, que no te debe importar jamás lo que el vulgo piense o diga de ti, puesto que sus opiniones suelen ser contradictorias, banales y emocionales. Pero si ves que siguen inquiriendo contra ti, entonces haced como el jurista Sassoferrato (Bartolo), quien solía armarse de valor con la espada de minerva y el escudo de Aquiles, para enfrentar a esos juristas y teólogos de su época, que solían criticarlo por su juventud, al sostener que juventud y experiencia "no van de la mano". Déjame decirte ¡Cuán equivocados estaban aquellos hombres! Pues mientras más joven es uno, tiene la mente mucho más abierta y predispuesta a captar y aprender todos los conocimientos que se proponga, razón por la cual Sassoferrato, calló a todos esos viejos juristas y teólogos de su época y no en vano, hoy por hoy, es reconocido como el jurista más influyente de todos los siglos. Así pues, debes armarte de valor y pregúntales sobre sus obras (publicaciones), preguntad a aquellos doctores (abogados y jueces) que os juzgan y critican lo siguiente: "Respondédme ¿con qué tesis vosotros habéis titulado en vuestra "magna" universidad? ¿Cuáles sois vuestros artículos de investigación con los cuales aportan al mundo jurídico? ¿Cuáles sois vuestras teorías para mejorar el derecho o para dar a conocer aspectos nuevos a la ciencia e historia del derecho? Decídme ¿cuáles son los libros que han publicado durante sus años en el ejercicio de la profesión? ¿En qué obras nuevas (publicaciones) estáis trabajando?" Pero veréis amigo mío, que se quedarán callados, o si por ahí, alguno tiene la osadía de responderte, lo hará de manera parca o solamente para no quedarse callado. En cambio tú, siéntete bien por los conocimientos y escritos (artículos y libros que he visto tienes publicados), porque vas dejando al mundo jurídico un loable legado, y poco a poco verás que llegarás a ser citado y reconocido por todos los conocimientos que vas e irás dejando en este fluctuoso derrotero jurídico. 


    En fin amigo, espero no haberme desplayado demasiado, pues suelo tener la mala costumbre de escribir mucho, cuando quiero compartir lo necesario. Espero también, no cansarte con esta respuesta y más bien, que las palabras expresadas aquí, lleguen a lograr esa motivación y ese consejo que gustosamente me has solicitado. Sigamos pues creciendo como profesionales, investigando muchos más temas y sobre todo, sigamos escribiendo para dejar a la humanidad un patrimonio jurídico no buscando la fama externa, sino el reconocimiento intelectual de nuestros esfuerzos. Un fuerte abrazo.

                                                                                      Atte: David Efraín Misari Torpoco
                                                                                                       Abogado y Escritor
                                                                                                   



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