Al igual que la “navidad” tiene su
origen en la ancestral fiesta pagana de los romanos “Las Saturnales”
(Saturnalias), o incluso un poco más allá, con Zagmuk, en Mesopotamia, en honor
a la resurrección del dios Marduk, en la cual, los antiguos babilonios
celebraban el festival de Zagmuk con sacrificios y ofrendas. La celebración del
“nuevo año” forma parte de esta y otras culturas antiguas, y se considera en
muchas de ellas, como un “festival” en el cual, se tienen que dejar las cosas
del pasado atrás, y afrontar una nueva etapa, llena de buenas vibras y energía,
mediante la elaboración y práctica de algunos rituales. Si bien es cierto, hoy,
ya no se danza o se practican rituales extraños, igual, en muchos países,
siguen conservando algunas supersticiones para celebrar el fin de año, por
ejemplo, las “doce uvas” que tiene un origen español, pero en muchos países
latinoamericanos, se sigue practicando.
Cuando indagamos en la historia de “la
celebración del año nuevo”, una primera fuente nos llega aproximadamente del
año 3.000 a.C. en Mesopotamia. Si seguimos indagando, nos llevaremos muchas
sorpresas, porque no solo la festividad del “año nuevo” proviene de ahí, sino
también de otras antiguas culturas, como la sumeria, los acadios, etc. En el
caso de los antiguos babilonios, se sabe que ellos fijaban su comienzo de año
entre los meses de marzo o abril, basados en calendarios agrícolas, y en estas
fechas, era donde precisamente celebraban un festival llamado “Akitu”, cuyas
celebraciones giraban en torno al máximo dios del panteón babilónico, el gran
Marduk (dios dragón) y lo celebraban en su templo (Esagila), un templo muy
enorme, el cual se dice, que “probablemente” haya sido el que inspiró a los
hebreos y su historia de la torre de babel.
¿En qué consistía este festival de “año
nuevo”?
Todo comenzaba cuando el sumo sacerdote
de Marduk, en ese templo de Esagila, daba la bienvenida y la proclamación del
gran dios. El pueblo babilonio dejaba su trabajo, abandonaba su casa por una
semana y de ese modo, poder disfrutar de la gran festividad y el espectáculo
que había en el pueblo. Luego, el rey de Babilonia, iba al templo del dios
Marduk, se arrodillaba ante él y colocaba sus armas y su cetro, como muestra de
sumisión y humildad, declarando no haber pecado nunca contra el dios. Durante
los demás días, personas de distintos pueblos babilónicos venían a rendir
cuentas con el gran dios Marduk, llevando a sus dioses (sus estatuas) con
ellos, para luego “asearlos” y ungirlos con aceita, para después dejarlos
purificados ante presencia de Marduk, pero para ello, organizaban una pequeña
procesión. Y ahí, precisamente, era el momento para dar inicio al festival del
año babilonio. Los antiguos babilonios, danzaban en las calles, iban vestidos
con sus mejores prendas, todo eso mientras se dirigían al templo del dios
Marduk. Por último, cada divinidad entonaba un cántico distinto, según fuera el
carácter del dios lujurioso. Y aproximándose, ad portas para el año nuevo, se
anunciaban grandes épocas venideras llenas de fortuna y abundancia, de ese
modo, el pueblo babilónico quedaba satisfecho con sus dioses, y sobre todo, con
el gran dios Marduk, por esta nueva etapa (nuevo año).
Por último, luego de haber estado con
Marduk en el templo, los antiguos babilonios retornaban en caravanas a sus
hogares, pero muy alegres, porque el pacto con el dios Marduk había sido
renovado, y con el, el orden del mundo y sobre todo, la conservación de la vida
del hombre.
¡Marduk les desea un feliz año 2014!
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