A menudo suelo ser de las personas que siempre se preguntan muchas cosas. El "por qué" viene a ser mi sustento a diario, pues siempre tengo algo que preguntarme acerca de la seudo-realidad en la que me encuentro o algo sobre mí.
Muchas veces me he sentido angustiado por la soledad, y en algún momento pensé en que tenía que vencer la soledad para seguir adelante. Sin embargo, no pude vencerla, pero lo que sí logré, fue hacer de ella mi mejor compañía. Desde entonces el estar solo, ya no se ha vuelto más en un martirio para mí, sino en un estado contemplativo donde me tomo mi tiempo y espacio, para poder meditar y reflexionar sobre muchas cosas.
En cuanto a mis libros, solo puedo decir que cada vez que adquiero uno, ese día me siento feliz. Y aunque dije en reiteradas ocasiones que no creo en la "felicidad", usé el término para que se puede entender a lo que voy. Los libros son para mí como una droga, y la lectura, mi adicción.
Si bien es cierto, me dedico a investigar diversos temas de estudio, con el fin de poder realizar un buen análisis de cada materia y tener un mejor conocimiento de los mismos. No suelo quedarme con lo que se me dijo, yo investigo por cuenta propia, con el único fin de verificar o corroborar lo que se me dijo y también para criticar o desmentir si existe falsedad en lo que se me informó. Acostumbro a analizar bien todo lo que leo y opino si hay algo que opinar, incluso cuando leo incoherencias, pero si ya son demasiadas, lo dejo ahí.
Soy una persona que quizá tiene poca paciencia para algunas cosas, porque me gusta que las cosas sean directas y claras, sin ambigüedades de ninguna índole. Aprendí a ser directo precisamente porque también quiero que sean directos conmigo.
Soy una persona con muchos más defectos que "virtudes", pero ¿quién es perfecto? ¿quién es un "santo"? La perfección es un lindo ideal, una utopía que cuando se trata de plasmar al plano real se convierte en una vorágine. Toda esta inquina que siento por la pseudo-realidad en la que vivo, se debe fundamentalmente a que la sociedad y la convivencia entre los seres "humanos" no es humana. Se vive mal, pero se habla siempre de hacer el bien con una profusión mitómana. La vida misma se trueca en filantropía y el "amor" cada vez se va muriendo. No es un pesimismo de mi parte, sino que así considero yo a la pseudo-realidad.
Cuántas veces he soportado muchas pullas, creyendo por parte de esas personas que con eso me van a lastimar o herir. Pero eso me tiene sin cuidado porque para mí son inocuas. Y por más que algunos se muestran atrabiliarios hacia mi persona, yo sigo manteniendo una actitud impertérrita. No voy a negar que algunas veces he quedado estupefacto ante la profusión desmedida de las palabras y los actos de aquellas personas que han querido perturbar mi parsimonioso estado, pero lo que más me asombra de ellos, es ver cómo emplean un refinado anamorfismo de sus fárragas conductas. Y eso, también me produce inquina.
Por último, me suele causar gracia los irrisorios comportamientos de algunas personas que se jactan de saber, sin saber, sin conocer. Quizá para muchos les parezca algo soberbio lo que diré, pero soy de los que piensan que si uno sabe algo o conoce de algo y se jacta de ello, no tiene nada de malo. Pero ¿jactarse de lo que no se sabe o no se conoce? Eso es lo que causa una irrisión ante mi perspicaz análisis de lo que leo en las cosas que "creen" saber. El mundo está lleno de gatos golosos y cazurros que no solo rinden culto al antiguo ídolo, sino también que "crean" nuevos ídolos y a eso llaman "lo sagrado". Sin embargo, muchas de ellas no investigan, no leen, no analizan, no objetan y solo se dejan guiar por los trampantojos y emperifollados caminos que se muestran como "rectos" pero conducen a una hipertrófica necedad.
En fin, aconsejo que se investigue más y se lea más, por más que estemos viviendo en una época neo-tecnológica, no desechemos con escarnio, a los libros. Mi mente siempre trae algo nuevo, todo el día procesa nuevos pensamientos, algunos son plasmados en la red, muchos en mis cuadernos personales y otros simplemente no ven la luz del sol, pero no por eso me desanimo. Solamente deseo que las nuevas generaciones y futuras grandes mentes sigan el legado que implica un conocimiento objetivo de las cosas y no seguir viviendo bajo las mentiras de la superstición y cegados ante los mitos. Quiero que la nueva generación no solo traiga nuevos conocimientos, sino también una nueva cultura en el saber humano. El Conocimiento es Poder, no lo olviden.
Escrito por: David Efraín Misari Torpoco.
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