Sin duda alguna, para los que hemos leído a Baudelaire, sabemos que París, fue el corazón de los poemas en que Charles hizo suyo esa magia y ese misterio que sus versos envuelven. París, una capital donde su mística, su encanto y su secreto, permaneció por siempre en Baudelaire, pues él mismo, hizo de ella, su naturaleza, haciendo que pueda ser posible su entrega, su olvido y su anonimato al encuentro del hombre sin el hombre. Precisamente fue aquí, donde cerró su etapa en la que cinco poemas dedicados al Vino, verían su culmen. Solo así podría ser capaz de pasar a la vida oculta, no descubierta, no desvelada, al Mal, donde completaría un cuarto ciclo de su obra.
Si analizamos el título de Las flores del mal, nos damos cuenta que está reservado a doce poemas, que análogamente representarían a los doce discípulos del diablo, donde sus declaraciones y confesiones se ciernen sobre las vestimentas desgarradas de los profetas. Aquí empieza la etapa del vicio desesperado y el castigo que el poeta nos hace notar.
Baudelaire empieza por rechazar todo factor que atañe a un ilusionismo romántico, como también desdeña el disimulo, la cobardía, la ignorancia y todo aquello que envuelve ciertos disfraces en la que el vicio está presente y decide elegir el plano de la conciencia en el mal -a la cual entiendo por rebelión- para terminar en un sutil, pero directo tema, como lo es la Muerte, precisamente el título de los seis poemas de la última parte.
Aquí es donde analizamos que la muerte baudeleriana, no se forja en alguna esperanza depositada en un paraíso, como tampoco en la depuración por pruebas colocadas, ni mucho menos en una caída infernal. Se puede notar, que aquí existiera un paso por los distintos limbos, el cual es propio de los amantes, los pobres y los artistas. De este modo, Baudelaire, cumple el mensaje que se le fuera asignado, un mensaje que se encuentra más allá del orden temporal, denotando y compartiendo así, el elemento circunstancial de su obra.
Luego de su muerte, se resaltan sus primeros ensayos, los cuales escribió haciendo un par de correcciones a su obra misma, en la que se puede ver que se muestra como un literato. Además, se resaltan unas traducciones de los "Tales" de Edgar Allan Poe (1856), lo cual hizo que se le considere como un clásico de la literatura francesa. Lamentablemente, la muerte, no le permitió a Baudelaire, traducir todas las obras como se lo había propuesto, logrando solo publicar cinco tomos ilustrados, los cuales son:
- Historias extraordinarias.
- Nuevas historias extraordinarias.
- Historias grotescas y serias.
- Aventuras de Arturo Gordon Pym.
También se logró publicar un extraordinario estudio sobre Teófilo Gauthier en 1859. En cuanto a La moral del chiche, un ensayo literario y psicológico sobre los efectos que el opio produce y el haschich. Tenemos a Paraísos artificiales, donde elabora una crítica del "Salón" de 1859, como continuación de algunas obras publicadas entre los años 1845 y 1846. También algunos artículos sobre el dibujante inglés Constantino Guys, la excelente defensa que hizo de Wagner y del Tannhauser, en la cual se logra destacar su inteligencia crítica, además, si se analiza los dos volúmenes de ensayos críticos, vemos que existe una lucidez penetrante, aguda y adelantada.
Tras algunos años de la muerte de Baudelaire, se llegaron a publicar diversas ediciones de sus obras, en las que debemos resaltar, la titulada Obras Completas, en la que el prólogo fue elaborado por Gauthier, llega a componerse en cuatro tomos: Flores del mal, Curiosidades estéticas, El arte romántico y Pequeños poemas en prosa. recalcando que hubo una supresión de las obras consideradas prohibidas.
En el año 1873, el editor Malasin, llegaría a publicar Carlos Baudelaire, recuerdos, correspondencia, bibliografía, la cual contiene algunas cartas interesantes del poeta. Eugenio Crépet, no se quedó atrás y publicó Obras póstumas y la Correspondencia inédita en el año 1887, acompañada de una buena biografía y apuntes de diarios íntimos, como también, algunos fragmentos de los prefacios de Las flores del mal, el plan de los dramas El fin de don Juan y El Marqués de los Hozards, incluye también, parte original de un libro sobre Bélgica, varias cartas que dirigió a Malasin y a Sainte Beuve. como documentos en los que se encontraron escritos hablando de su enfermedad y su muerte.
Los admiradores y seguidores de Baudelaire, le levantaron un monumento en 1902. Se llegaron a guardar fotografías y retratos de Charles. Pese a todo ello, Baudelaire llegó a sobrevivir diez años a la publicación de Las Flores del mal, donde cultivó el histerismo con fruición y terror.
Charles Baudelaire, fallece en una casa de salud, luego de varios meses de sufrir una semialienación causada por abusar de estimulantes nerviosos. Durante los últimos meses de vida, se reveló en él, una extraña mezcla de pesimismo y misticismo, que incluían resabios de demonología medieval. No en vano, se le llamó "El padre del simbolismo decadente". Fue Victor Hugo, quien dijo que Baudelaire, había dotado al arte de un frisson nouveau.
Respecto a sus obras, podemos decir que fueron y son una perfección, en cuanto a su forma exterior, que ningún otro poeta francés ha podido superar, ya que en cierta oportunidad, un poeta que se dedicaba a criticar varias obras y novelas de la literatura francesa, dijo que las poesías de Baudelaire, son extrañas e impías, pero sabiamente cinceladas y escritas.
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