Recuerdo que leí a Voltaire por primera vez el año 2010 cuando trabajé como bibliotecario en Egacal. La obra que leí lleva por título Cándido o el optimista y me sorprendí cuando me di cuenta que se trataba de un cuento en el que narra las aventuras de Cándido y Pangloss (Leibniz encubierto), pero más aún, cuando llegan al país conocido como 'El Dorado' (Perú). ¿Voltaire hablando de mi país? Lo que escribe ahí sobre mi país (Perú) es más que interesante. Por otra parte, la segunda obra que leí de Voltaire fue sus Cartas filosóficas (obra que encontrarás en esta edición de Gredos), lo que llevó a inspirar a Savater a crear su obra El jardín de las dudas, obra que leí con bastante entusiasmo y que -para mí- es una de las mejores obras de Savater que he leído por la manera epistolar en que narra a los personajes Voltaire y la condesa Carolina de Beauregard. Una especie lejana de El mundo de Sofía, pero con cartas en la que Voltaire (ya anciano y en sus últimos años) le cuenta sobre su vida y sobre cuestiones filosóficas. Recuerdo que cuando leía esa obra, sentía la misma emoción que la condesa sentía al recibir una nueva carta de Voltaire llena de conocimientos filosóficos y a veces humorísticos porque la vida también está hecha para reír. No negaré que me sentí muy identificado con Voltaire cuando le escribe a la condesa lo siguiente: «Soy una persona muy seca, siempre lo he sido. El único rasgo que me ha acompañado durante toda mi vida ha sido y es mi delgadez. Los años nos van quitando el pelo, los dientes y también las ideas. Mi salud no puede ser peor, aunque estoy seguro de que ya no será mejor. Todos me ven riendo, pero sufro mucho, pero sufro con paciencia y resignación. No como un cristiano, sino como un hombre». Palabras que reitero, me identifico plenamente. Otro detalle que resalto el porqué también me identifica a Voltaire es que él estudio Derecho, pero nunca lo ejerció (no llevó casos) y se dedicó solo a escribir sus obras.
Recuerdo también un día que salía de Egacal y me fui directo a jirón Camaná con un amigo a buscar y comprar libros. Entonces encontré dos libros azules bastantes 'gordos' que decía Voltaire: obras escogidas en dos tomos. Sin pensarlo dos veces, lo compré y grata fue mi sorpresa al saber que incluía el Diccionario filosófico de Voltaire. Como soy abogado, me llamó la atención saber ¿qué era lo que decía sobre el derecho? En su diccionario, Voltaire explica las nociones que él entiende por derecho natural, derecho de gentes, derecho público, derecho canónico y del derecho de prelibación y movido por la sana curiosidad de saber qué era eso, lo leí y me topé con una pequeña anécdota histórica que Voltaire escribe, la cual copiaré textualmente para que lo lean: «Dión Casio, adulador de Augusto y detractor de Cicerón, escritor seco y difuso, órgano de las murmuraciones populares, refiere que los senadores, para recompensar a César de todo el daño que hizo a la república, decidieron concederle a la edad de cincuenta y siete años el derecho de acostarse con todas las mujeres a las que se dignase honrar con sus favores». Quedé sorprendido, luego de enterarme de tal anécdota. El tomo II de este libro culmina con el diccionario y la palabra Zoroastro, pues luego, en el segundo bloque de este tomo, están las novelas de Voltaire, en la que no solo encontrarás a Cándido, sino también Zadig o el destino, Memnón o la cordura humana, El ingenuo y la Aventura india (sumamente recomendados) entre otras.
Por último, solo diré que leer a Voltaire siempre será un gusto, pues no solo pasarás horas aprendiendo de filosofía, sino también disfrutarás de su humor, su seriedad, sus trabajos y sus conocimientos que el delgado filósofo tiene para compartir.
A mí me queda leer este quinto tomo y trabajar en la reseña que posteriormente publicaré por esta página.
Diario de Efraín
Escrito por: David E. Misari Torpoco
14 de diciembre de 2021
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