Bien, este breve artículo es debido a algunos inbox y comentarios que recibí al facebook para explicar un poco más sobre los mencionados "sofistas del siglo XVIII". Sin embargo, antes de empezar con esta segunda parte respecto a las diferencias entre los filósofos y sofistas, cabe reiterar algunos puntos que quizá no quedaron tan claros en la parte I de este escrito. Bien, empecemos.
Hubo dos periodos que marcaron la época de los sofistas griegos:
- Los anteriores a la guerra del Peloponeso, entre los cuales destacan Protágoras, Gorgias, Pródico y Hipias.
- Los posteriores a la guerra del Peloponeso; aquí tenemos a Trasímaco, Calicles, Antifonte y Critias.
Sabemos bien que el primer grupo dirigían sus sofismas hacia “la legitimidad de las leyes” y buscaban (según ellos) los valores sociales y morales. Mientras que el segundo grupo, se dedicó más a la elaboración de sofismas o lógica sofística para poder vencer con “argumentos torcidos” un debate dialéctico a sus rivales y hacerlos quedar mal, sin importales si lo que decían era verdad o no. Pero las características más comunes que debemos tener en cuenta para identificar a estos sofistas en el mundo griego antiguo son:
- El escepticismo religioso.
- Aplican relativismo a los contextos sociales, morales, culturales, políticos, gnoseológicos, etc. Les gustaba reducir el pensamiento de algo para salirse con la suya mediante el uso de sus sofismas.
- Cobraban por enseñar. Sin importarles que sea verdad o mentira lo que enseñen.
Fue así como los sofistas tuvieron una influencia negativa en la antigua Grecia.
Sin embargo, también se ha llegado a comparar a los filósofos de la ilustración – me refiero a los enciclopedistas – como especie de “Sofistas del siglo XVIII”. Esto se debe a que los franceses comenzaron a cuestionar abiertamente los supuestos morales y las cuestiones religiosas que por aquel entonces eran predominantes del sistema feudal y eclesiástico como reguladores del orden social. Por ejemplo, tenemos a DIDEROT, quien trata de examinar todo, remover todo sin excepción, ni reservas”. Lo bueno de su método, lo cual lo salvó de ser catalogado como “sofista” fue que él utilizó las referencias (bibliografía, historia, etc) para que el lector pueda tener mayor oportunidad de conocer más cosas al leer la enciclopedia. Otro enciclopedista que fue mal visto por aquella época, fue VOLTAIRE, destacando como uno de los más acérrimos defensores del carácter social y popular del saber. Para Voltaire, la “Virtud” no es innata, sino que esta puede ser enseñada a todos los hombres sin distinción de rango social o racionalidad. Fue así como con D´Alembert y Diderot, entre otros, lograron en 1755 elaborar “La Enciclopedia”, en cuya obra tenía reunidos todos los conocimientos que hasta la fecha se habían acumulado. El objetivo principal de esta Enciclopedia no fue otro más que emancipar a todos los hombres en la educación pública y una vez alcanzado la mayoría de edad, poder ejercer cargos públicos e importantes.
Ya por el año 1757, tras publicar el VII tomo, se habían suscrito unas 4.200 personas a la Enciclopedia. Fue ahí, donde se desencadenó una polémica sobre un artículo que escribió D´Alembert y Rousseau le escribió una carta como respuesta a dicho artículo “Ginebra”. Desde ahí, la Enciclopedia fue objeto de algunas burlas, por ejemplo tenemos al francés Moreau quien llamó a los enclopedistas “Sofistas” (Cacouacs) por catalogarlos de parlanchines y “mete cuentos, como también el caso de Charles Palissot de Montenoy (1730 - 1814) uno de los enemigos de Diderot, en la cual ataca en su pequeña obra “Pequeña Carta sobre grandes filósofos” (Petites lettres sur de grands philosophes) donde llega a decir que los enciclopedistas con tal de llenar información, han recurrido a algunas invenciones a fin de tapar los vacios en la historia, pero como eso no puede ser demostrado, quizá tengan ventaja en demostrar lo que no se puede demostrar y así hacen creer a los que no investigan que fue así. Ante eso, Voltaire reaccionó y lo calificó de fárrago, al no establecer un orden y decir las cosas por decir. Sin embargo, Palissot ya había dejado algunas dudas con aquel escrito y en 1759 se prohíbe en definitiva la Enciclopedia a raíz de la publicación de “Sobre el espíritu” de Helvetius. Sin embargo, pese a ello, y tras muchas cartas en contra del proyecto enciclopedista, D´Alembert, Marmontel y Duclos decidieron retirarse. Diderot siguió solo durante siete años.
Cabe indicar en honor a la verdad académica, que algunos pocos escritos de Voltaire (ojo, dije algunos, no todos) si fueron algo “exagerados” y en algunos casos recurrió a la deducción (no tanto “imaginación”) de cómo pudo haber sido algún suceso y lo explicó con sus propias palabras, como cuando escribe con datos equivocados sobre la muerte de Galileo Galilei. Pero en otras investigaciones, el mismo Voltaire investigó demasiado bien algunos puntos y dio grandes aportes a la cultura también. Supongo que algunos enciclopedistas más hicieron lo mismo (esto es una suposición mía, la cual puede ser discrepada), otros no (por ello algunos decidieron retirarse del proyecto para no manchar su reputación).
Pero en los aportes e investigaciones de Diderot, no se encontraron estos vestigios, o sea, Dennis Diderot si trabajó e investigó bien. Esta es una de las razones por las cuales algunos consideraron de “sofistas” a algunos enciclopedistas, pero siempre debemos tener cuidado y no porque tachar a “todos” por igual, pues no porque algunos abogados realicen mal su trabajo o sean corruptos, quiere decir que ya “todos los abogados” sean corruptos y por lo tanto la abogacía debería de desaparecer. Esto no es así, nunca es bueno meter a todos en el mismo costal. La investigación, la historia y el estudio integro o análisis de algo, con el tiempo te dará la razón de lo que estuvo bien o lo que estuvo mal.
Pues bien, hecho esta aclaración resulta claramente notorio, comprobar que los sofistas y algunos otros pensadores de la antigüedad, desarrollaran ciertas ideas que los ilustrados del siglo XVIII defenderían siglos más tarde. El mismo Rousseau criticó a los enciclopedistas, sobre todo a D’ Alembert y sin embargo sabemos que D´Alembert le respondió diciendo “Sr. Rousseau usted critica que los sofistas eran aduladores y que usted está en contra de eso, porque implantaban una mala educación a los jóvenes griegos, como por ejemplo, cuando los sofistas decían que el hombre es bueno por naturaleza y que la mejor forma de convivencia es la que procede de la vida primitiva, la cual florece o germina a través de la aparición de un Estado. Y sin embargo, son los mismos temas que usted trata en sus obras”.
En fin, por estas y algunas razones más, algunos enciclopedistas y algunos filósofos de la ilustración (no todos) fueron considerados sofistas, pero otros no, porque no lo fueron.
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