viernes, 28 de octubre de 2022

La buena educación cuesta

Existen personas que no saben valorar nuestro trabajo como educadores (profesores, docentes) y piensan que debemos cobrar 'barato' por enseñar. Estas personas olvidan por completo que uno, para aprender, tuvo que hacer muchos sacrificios en la vida. Educarnos, capacitarnos, especializarnos, adquirir libros y nuevos conocimientos nos costó y mucho (no solo con los pagos, sino también las horas de estudio). Por esta razón, estoy en contra de aquellas personas que piensan que deben pagarnos poco por nuestras enseñanzas. Con esto, quiero dejar en claro que no me refiero a que el docente deba ganar una cuantiosa suma de dinero, pero no por eso nuestros honorarios deben ser ínfimos.

 

Así pues, quien desee aprender bien una materia o una especialización, debe cobrar por todo lo que sabe, puesto que estos conocimientos adquiridos los compartiremos con nuestros alumnos.  Ahora bien, sé que cada carrera posee sus profesionales destacados y también deben cobrar bien por su trabajo, pero en esta oportunidad me dirijo a los docentes (profesores). 


Como docentes debemos valorar nuestra labor profesional. Como docentes debemos dar lo mejor de nosotros en las aulas ora presencial ora virtual. En ningún caso, el docente debe rebajarse a cobrar poco, porque si lo hace, no lo tomarán en serio y siempre (las instituciones) buscarán que cobre poco. Mientras más se capacita el docente, mientras más experiencia laboral obtenga, mientras más publique libros o artículos, entonces su carrera sigue en crecimiento y como tal, crea una trayectoria profesional. Por esta razón, debe cobrar bien por todo lo que aprendió.   


Para complementar lo que digo, te comparto esta anécdota que al margen de ser cierta o no, la moraleja (la enseñanza) es lo que vale. 


Cierto día, un rico ateniense, encargó a Sócrates la educación de su hijo. Entonces, Sócrates le pidió que le pagara quinientos dracmas, pero al hombre (que era rico) le pareció un precio muy excesivo y le dijo «Por ese precio puedo comprarme un asno». Sócrates lo miró y le dijo: «Tiene razón. Le aconsejo que lo compre y tendrá dos».


Analízalo.


Escrito por David Misari Torpoco

28 de octubre de 2022


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