jueves, 15 de noviembre de 2012

No se necesita tener un «título profesional» para ser un Filósofo


A menudo, algunas personas suelen preguntarse «¿se necesita un título profesional para ser un Filósofo?». Mi respuesta es: No.
 
Si empezamos a revisar la historia de la filosofía, nos daremos cuenta que los filósofos griegos, nunca obtuvieron alguna «licenciatura» en filosofía, como tampoco los grandes filósofos de la historia a lo largo de la evolución del pensamiento humano.

Por otra parte, uno puede estudiar Filosofía como carrera, porque estar rodeada de personas que estudien esta carrera, ayuda mucho a cultivar un carácter crítico, pero tener el título profesional de «Licenciado en Filosofía»  no te garantiza que harás filosofía. Sostenemos esto, porque consideramos que se puede ser un filósofo sin necesidad de cursar una carrera, pues el título de «Licenciado en Filosofía» (o profesor de filosofía) no te hace filósofo.

Cuando nos referimos a hacer filosofía, nos referimos a pensar con reflexión sobre un determinado tema, algo así como cuando uno busca respuestas a los problemas del mundo o empieza a cuestionarse por la existencia de Dios, el sentido de la vida, el hombre, la muerte, la naturaleza, entre otras ideas, pues todo filosofar implica meditar. Pero ¿cómo se «medita» en filosofía? Se puede empezar por analizar la esencia, propiedades, causas y efectos de las cosas en el mundo real y para hacer esto, no necesitas de un «título» que te diga «desde ahora eres filósofo y empieza a filosofar sobre el mundo», en otras palabras, no necesitas un título profesional para pensar, solo necesitas disponer de un tiempo libre para hacerlo. Ahora bien, si quieres ser un Licenciado en Filosofía, para eso sí necesitarías el título. No obstante, conozco a estudiosos autodidactas de la filosofía que tras leer mucha filosofía y redactar algunos artículos o publicar obras filosóficas, trabajan como docentes de Filosofía, eso también se puede lograr sin un título profesional de Licenciado en Filosofía.

Para filosofar –propiamente hablando– no se necesita de ningún título, pues esta actividad del pensamiento no radica en el «título», sino en el análisis o juicio de cómo veas las cosas en el mundo. El título en filosofía, solo te otorgará una mención en la licenciatura, pero aun así, quizá no llegues a saber cómo filosofar. Recuerda que el título solo indica que «cursaste» una carrera, más no (necesariamente) que lo sepas plasmar.

Para ser un filósofo no necesitas de un título, pero sí necesitas empezar por leer mucho al respecto (textos de filosofía, pero no los «manuales», sino los textos puros), tener una gran inquietud por los problemas del mundo, ser un curioso de la vida, tener la mente abierta a muchas ideas y empezar por optar las ideas con criterio y objetividad, tratar de entender el por qué las personas piensan de un modo u otro. También te ayudará mucho, para tu formación personal como filósofo, aprender a expresar tus ideas (a través de diálogos y por escrito). Recuerda que un estudiante de filosofía, estudia y comprende la filosofía, pero un Filósofo elabora filosofías (teorías, postulados, entre otros), aunque nunca deja de estudiar. De tal modo que se puede ser Filósofo desde que empiezas a analizar las cosas y tratas de aportar o contribuir con algún estudio o investigación a la humanidad. No obstante, recuerda siempre que lo más importante no consiste en ser «filósofo» sino saber y aprender a filosofar.

Cuando uno escucha decir «Soy Filósofo», para algunas personas sonará algo arrogante, soberbio o altanero, y esto no debería ser así. El ser un Filósofo, debería ser un término que no debiera de imponerse, por ejemplo, Sócrates, Spinoza, Montaigne, Thoreau y muchos otros, no se decían a sí mismos que eran «filósofos», sino que sus contemporáneos y las generaciones posteriores los reconocieron como tales por los aportes que hicieron al pensamiento del hombre con sus enseñanzas o con sus obras por escrito. Respecto a este punto, uno podría autodenominarse como Filósofo, si redacta alguna obra o comparte ciertas investigaciones filosóficas en determinados temas filosóficos con los demás, los cuales no solo sirven de aporte, sino también para fomentar algún debate y para ello, no es necesario la edad, esto significa que uno no tiene que llegar a ser un anciano o haber vivido mucho, para que llegue a ser considerado un Filósofo. La clave radica en que a tu edad, generes esos comentarios polémicos, controvertidos y elabores tus propias ideas o perspectivas de cómo ves el mundo, la realidad, la existencia, la vida, etc. Parte de esta clave es que uno empiece por cuestionarse temas que ni siquiera las personas adultas (mayores) se las cuestionan.

El ser filósofo, no es un «cliché» y no debes portar alguna «medalla» o distintivo especial, para que las personas puedan darse cuenta que lo eres. Si tus vecinos o personas de tu entorno te ven como «raro», eso es bueno, porque entonces no eres «común» ni formas parte de la masa o como dirían antiguamente, «no eres parte del populacho».

Si uno piensa hacer filosofía para las personas, esto es, para que se den cuenta de cómo funcionan las cosas en la realidad, pues debe empezar por motivarse a sí mismo, porque a las personas difícilmente (en estos tiempos) les da el gusto de leer, a menos que se coloque en los escritos, imágenes de mujeres desnudas o promociones para ganar dinero, pero aun así, la «masa» no se dará cuenta, porque la filosofía no es pretenciosa. Por ejemplo, Spinoza, luego de terminar su Ethica, decidió guardarla y no publicarla. Thoreau se fue a vivir al campo y escribir en su cabaña todos sus pensamientos, porque decía que estar en la ciudad, era un estorbo para su mente. Nietzsche no quiso convencer a nadie con sus escritos y no escribía para muchos, sino para pocos. Marx creó sistemas y con una pizca de suerte comenzaron a aplicarse en el socialismo o comunismo a posteriori. Sócrates hablaba con los ciudadanos de Atenas y enseñaba sin cobrar, incluso tanta fue su dedicación por preguntarse muchas cosas que siempre reconoció que no sabía nada y solo buscaba encontrarse a sí mismo, tanto así, que se olvidó de escribir. Gracias a Platón y a Jenofonte es que conocemos a Sócrates.
 
Si deseas ser un filósofo, empieza también por acostumbrarte a no quedar bien con las personas, porque perderás tu tiempo. Lo único que puedes hacer en estos casos es aprender a escucharlas y dar tu opinión cuando te la pidan o en otros casos, cuando un tema lo amerite realmente. Trata de no esforzarte mentalmente en vano.



Para ser un Filósofo, necesitas un alma que sienta que vives para filosofar, una vocación muy personal. Una mente llena de interrogantes que necesite un mar de respuestas, para lo cual debes poseer el deseo de saber cada vez más, y no de conformarte. También necesitarás de una facilidad de percepción del mundo no-visible, del mundo efímero para analizarlo. Necesitas tener tiempo para romperte la cabeza pensando muchas cosas, hasta que sientas que ya no des más. Así nacen las buenas ideas, pues «todo parto es doloroso». Necesitarás también un poco de soledad, porque en la soledad es donde tu espíritu se inspira y se vuelve creador.
 
Para ser filósofo necesitas autoexploración y deseos de expresarlo, como también tratar de aprender un  vocabulario personal. Algunas personas piensan que se debe haber nacido con una especie de «don filosófico innato» un don que quizá no se puede explicar con palabras, debido a ese amor al conocimiento que siempre hará que el filósofo investigue las cosas antes de tomarlas por ciertas. En otras palabras, necesitarás de un por qué de las cosas.
 
Por estas y otras razones, están muy equivocados si piensan que para ser un Filósofo se necesita de un título, pues el «título» de filosofía, no te hace filosofar, como el título de abogado no te hace propiamente ser un litigante. El filósofo necesita de un apasionamiento por desvelar lo que está detrás de las cosas, «buscar la verdad», tener un amor por el conocimiento, aunque muchas veces esto te haga llevar la contra a muchas personas, pues el filósofo debe ser como el salmón y aprender a nadar contra la corriente. Sin embargo, nadie aprende a filosofar, sin tener de manera previa cierta base, porque una cosa es filosofar acerca de la vida misma sin haber leído libros y otra muy distinta llegar a conocer el por qué los filósofos sostuvieron sus teorías sobre la realidad del mundo.
 
Para ser filósofo, se debe filosofar, esto es, buscar las respuestas a las preguntas que aparentemente tienen solución compleja o quizá no la tengan (aunque esto es algo un poco difícil, porque cada persona siempre tendrá por sentido común, una noción de lo que se le hable), pero el filósofo debe ir más allá, buscar la crítica y sostener con sus argumentos lo que considera razonable. La filosofía es un estudio del saber crítico y racional, a la vez legítimo y lógico de las cosas, porque existen muchos filósofos, pero hay mediocres y brillantes, por ello, uno mismo debe aprender a brillar con luz propia y con sus propias ideas. Aquí no se trata de ser un genio para llegar a ser filósofo o figurar en una placa de doctorado de filosofía para ser filósofo. El Filósofo es aquel que busca la verdad, quien lo hace reconoce en sí tal búsqueda, al margen si sabe mucho o poco.

El término griego φιλοσ (philos) significa «amor», pero un amor «erótico» por el conocimiento, por ello que el filósofo es aquel que está perdidamente enamorado del saber, aquel que ama al conocimiento. Entonces ¿por qué el filósofo ama tanto al conocimiento? Porque sabe que es algo distinto de sí y no se ve como un sabio, que «todo lo sabe», pues el conocimiento es algo distinto al filósofo.

La filosofía no es el arte de preguntar por preguntar o un preguntar meramente retórico sobre la vida, la existencia o el dolor. La filosofía tiene un campo de trabajo muy delimitado y riguroso, muchas veces deambula dentro de lo radical y lo legítimo. Quien esté dispuesto a nadar en sus aguas, en aquellas aguas tenebrosas, ha de ser el filósofo, quien con gusto se sumerge a ese mar de conocimientos sin temor a ahogarse. La carrera de filosofía puede ser hermosa, pero quien es amante de la filosofía, no necesita cursar una carrera y mucho menos de títulos, tan igual como para ser un hombre honorable, no se necesita de «honores», sino poseer honor. Algunas veces solemos comparar al filósofo como un guerrero troyano, y así como este tiene su yelmo, escudo y espada, las armas que tiene un filósofo son: la duda, las preguntas y la búsqueda del saber, estas tres armas son suficientes para iniciarse en el estudio de la filosofía.

Para ser filósofo, lo único que necesitas es conocer y saber de filosofía, estés o no estés en alguna universidad. Es menester que se haga algo nuevo, ya que el hecho de no tener un «título» no equivale a  que seas «filósofo». Ser Filósofo implica conocer y hacer filosofía, esto es, tener algo nuevo que aportar, algo original y valioso a la filosofía, motivo por el cual muchas veces escuchamos decir que Sudamérica produce licenciados en filosofía, pero no produce aportes mundiales o reconocidos a la filosofía misma.

Para ser filósofo no es necesario estudiar una carrera de filosofía en la universidad. Si bien es cierto, eso te puede dar algunas ventajas, por el medio en que te rodeas y las personas con las que estudiarás y compartirás más de un pensamiento, pero el filósofo con formación autodidacta, debe aprender que si no se educa de manera personal y constantemente, no llegará a nada, para esto recomendamos que analice la vida de Baruch Spinoza. El Filósofo debe auto-educarse y educarse, como también leer mucho e investigar sobre diversos temas, para que pueda caminar en la incesante búsqueda de la verdad de toda aquella sopa cuántica que conocemos o percibimos como «realidad».
 
Es por ello que hacer filosofía, no es «hablar bien», sino analizar, estudiar, reflexionar y aprender que todo aquello que se haya dicho, no tiene porque ser considerado como una «verdad», a no ser que empiece a buscar por uno mismo sus propias respuestas sobre la vida y la existencia. Por ejemplo, se puede empezar a tener una mejor comprensión del estudio de la filosofía, cuando se empieza a leer los Diálogos de Platón. Luego de leerlas, uno empieza a sacar sus propias conclusiones y trata de debatir con sus amistades sobre lo leído.

Para ser un Filósofo, no se necesita cursar una carrera de filosofía en la universidad. Por ejemplo, un «Licenciado en Filosofía», solo tiene «licencia» para hablar de filosofía, pero no necesariamente es un «Filósofo». Muchas veces, esto es algo que les cuesta demasiado trabajo entender a tantos «sabelotodos» que abundan por ahí. Existen personas que han cursado la carrera de Literatura en la universidad y no te escriben ni por mensajes de textos. Por ese motivo, cuando uno estudia filosofía en la universidad, sale con el título de «Licenciado en Filosofía» pero no como «Filósofo», porque para filosofar no existe una carrera propiamente dicha, sino tan solo hay que empezar por aprender la diferencia entre pensar y razonar. Recuerda que la filosofía no la «estudias», sino que la aprendes durante toda tu vida.

Por último, recuerda que el Filósofo no debe dejar de cuestionarlo todo, no debe dejar de pensar, no debe dejar de expresar su pensar, no debe dejar de leer, no debe dejar de escribir, pero sobre todo y ante todo, nunca debe dejar de filosofar.

Escrito por: David Efraín Misari Torpoco.

4 comentarios:

  1. Es cierto. Yo lo resumiría diciendo que se ha de tener constantemente curiosidad por todo

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  3. Excelente. Mi curiosidad por la filosofía va mas allá de un titulo universitario. Es el conocimiento en si sobre las cosas y hechos que nos rodean lo que me ha hecho acercarse y saborear la filosofía; eso si, para satisfacción personal.
    Hablar al respecto me ha frustrado al no conseguir personas con inquietudes similares y quise acudir a estudiar filosofía en una universidad. Sin embargo, leer este texto me ha hecho reflexionar y re-enrumbar mi camino al conocimiento.
    Muchas gracias por tu aporte...

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