miércoles, 14 de noviembre de 2018

Hefrén y la dama del bosque


Cierto día,caminaba Hefrén por un bosque, para llegar al pueblo de los perezosos. De pronto, vio a lo lejos que una mujer, vestida de negro, caminaba hacia la misma dirección. Se acercó a ella y grata fue la sorpresa, al darse cuenta que aquella mujer, era una amiga de su juventud. Se saludaron con un abrazo y empezaron a conversar sobre sus vidas. Ella le contó que hasta hace poco, había estado en una relación, pero tuvo que terminar con su pareja, porque el varón, la enganó con otra mujer. Aun así, Hefrén comenzó a preguntarle lo siguiente:

–¿Descubriste que te engañó? 
–preguntó Hefrén.

–Así es. Fue muy doloroso para mí, el saber eso, pero tuve que revestirme de valor y decirle que esto, ya no va más, además, ya algunas cosas, no eran como antes 
–dijo la mujer de negro.

–¿Por qué estás segura de lo que dices? 


–Porque sé cómo son las cosas 

–¿Y cómo son?

–Repito, ya no es como antes.

–Pero si viene y te ofrece perdón de rodillas ¿lo perdonarás?

–Ya lo perdoné, soy una mujer que no guarda rencor a nadie.

–Si lo perdonaste, significa que volverás con él ¿cierto?

–No.

–¿eh?

–El hecho de perdonarlo, no significa que voy a volver con él. No podría regresar con una persona que descubrí que me engañó y encima se esforzó por hacerme creer que no era así, cuando me tuvo engañada por mucho tiempo.

–Pero a lo mejor está arrepentido y desea una nueva oportunidad en tu vida.

–No amigo Hefrén, no es así. Hay algo que mi madre me enseñó.

–¿Qué cosa?

–Que quien te engaña una vez, te engaña siempre...y como dices tú, quien tenga entendimiento, que 
entienda.

–Entonces ¿qué harás? –preguntó Hefrén

–Una mujer necia o estúpida, regresa con quien la engaña, pero una mujer sabia, deja las cosas ahí, no se complica más la vida y sigue su camino hacia un nuevo horizonte.

Y lo que siempre sucede, pues cada vez que tienes conversaciones interesantes, el tiempo pasa rápido y sin darse cuenta, ya habían llegado al final del bosque. Ambos contemplaron la entrada al pueblo de los perezosos, mientras a lo lejos, el sol, con un cielo rojizo, anunciaba su descenso.

Autor: David Efraín Misari Torpoco
(noviembre 2018)

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