miércoles, 21 de noviembre de 2018

Tres de la mañana

Me gusta escribir a estas horas,
porque me encuentro con el silencio.
Mientras todos duermen,
en mi viejo escritorio, yo sigo despierto.

¿Qué escribo?
Mis pensamientos.
¿Para qué escribo?
Para tenerlo escrito y dejarlo para siempre.
¿Por qué escribo?
Porque es la única forma de sentirme bien.
¿Para quién escribo?
La mayoría de veces para mí y luego para compartir.

Esta madrugada, no hace mucho frío,
el clima cambia, como mis pensamientos,
también buscan el cambio.

Veo a la luna y siempre la veo solitaria, 
es una pena, que cuando ella alumbra la noche, 
su pareja, el sol, no se encuentre a su lado.

En cambio, cuando el sol sale reluciente por las mañanas, 
ella, la luna, sigue ahí, 
no le importa que sea de día, 
ella sigue ahí, fiel a su sol.

Pero mejor, ya me voy a dormir, sino, levantaré tarde,
bueno, más tarde que de costumbre y eso no estará bien, 
porque maléfica vendrá a trabajar conmigo,
pues nos espera escribir sobre Sócrates 
y tengo ya en la mente, lo que plasmaré en la Pc.

Pero antes de cerrar este escrito, 
me quedé pensando en las palabras de Rosa Montero, 
pues es cierto que cuando uno escribe, 
lo hace pensando en el lector que lleva por dentro, 
pues uno escribe o intenta escribir, 
el libro que a uno le gustaría leer.

Autor: David Misari Torpoco.
21/11/2018 - 03:39 a.m.



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