jueves, 2 de mayo de 2019

La importancia de estudiar latín para Schopenhauer


De muchos filósofos alemanes que fueron expertos en la lengua latina, Schopenhauer fue uno de los que recomendaba su estudio. Durante los siglos XVI y XVII, el latín no solo fue importante porque en tales épocas se estudiaba, sino porque muchos filósofos y filólogos –con mayor razón– profundizaron sus investigaciones en la lengua de Cicerón, y como muestra de ello, nos dejaron sus excelentes obras escritas en latín. 

Los que hemos estudiado latín, sabemos la realidad: no es fácil aprender esta lengua como muchos creen y falsos tutoriales de Youtube te quieren mostrar que sí lo es. Para estudiar latín, lo primero que debes tener es disciplina y organización, sin ella, llegará el punto que desearás abandonar las declinaciones y el estudio de las conjugaciones, más, si tienes un profesor poco paciente o que te enseña de manera cansada y aburrida. Otro punto a tener en cuenta, es la motivación y disposición que la persona tenga para aprender latín. Sin ello, no lograrás más que saber el significado de unas pocas palabras y nada más.  

En el tiempo que Schopenhauer vivió, el latín aún «estaba vivo», en el sentido de «vigente». Si bien los intercambios epistolares ya no eran cien por ciento en latín, como las cartas que Oldenburg con Spinoza, Leibniz, Hevelius, Sterpin y otros, solían enviarse, se empleaba aún para varios textos. Schopenhauer estudió no solo filosofía, sino medicina y cursos de filología clásica y ciencias naturales en la universidad, donde el latín –obviamente– abundaba. Además, leía a Spinoza y no hay mejor manera de disfrutar de la Ética del filósofo holandés, que leyéndola en latín.  

Es así, como investigando y leyendo algunas obras de Schopenhauer, encontré en su Parerga y Paralipomena, una especie de 'apología' al latín en el apartado referido al lenguaje y a las palabras. A continuación, dejaré algunos extractos de su obra –no necesariamente en orden del libro– donde Schopenhauer se refiere al estudio del latín:

«El hombre que no sabe latín se parece a quien se encuentra en un hermoso paisaje en medio de la niebla: su horizonte está extraordinariamente limitado; solo ve claro lo próximo, a los pocos pasos más allá se pierde en lo indefinido. El latinista, por su parte, tiene una apreciación más amplia, que abarca los tiempos modernos, la Edad Media y el mundo antiguo; y su horizonte mental se extiende aún más si estudia Griego o también, Sánscrito».

«El que no sabe latín pertenece al pueblo, aun cuando sea un gran virtuoso [...]».

«La abolición del latín como idioma universal de los hombres cultos [...] ha sido una verdadera desgracia para la causa del conocimiento de Europa».

Respecto al estudio de los textos clásicos nos dice que:

«No hay ningún deleite para el espíritu mayor que la lectura de los clásicos antiguos: tan pronto como uno toma en la mano a cualquiera de ellos, se siente al pronto refrescado, aligerado, purificado, elevado y fortalecido».

El deseo de Schopenhauer era que se estudie latín y se aprenda de manera correcta, tan igual como hoy cuando se estudia inglés o francés. Hacer del aprendizaje del latín un hábito sería lo ideal. Schopenhauer quería que se mantenga el hábito de escribir en latín, como instrumento que lleva a la formación humanística y cultural, además de la claridad en la aplicación de las palabras. 

Por último, como abogado y docente de latín jurídico, encuentro mucha dificultad en los jóvenes que llevan el curso de derecho romano, precisamente porque no han tenido una base o formación en latín, lo cual, dificulta el aprendizaje de los términos, locuciones, aforismos y leyes del Digesto, porque no saben latín. Hace bien Schopenhauer, cuando en su obra dice: «Ya el hecho de que en la década de 1830 se tradujera al alemán el Corpus iuris fue un signo inequívoca de la irrupción de la ignorancia en la base de toda erudición que es la lengua latina».

Por eso, sería idóneo que las facultades de derecho que aún consignan en su plan curricular el curso de derecho romano, paralelamente formen un taller de latín, para que la enseñanza sea correcta y los profesores de latín jurídico, sean también tutores y les expliquen sobre los términos empleados en el derecho romano. Es deber de todo docente de derecho romano saber latín.





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