Ayer conversaba con un amigo que se casó hace un tiempo y veo que ya se está volviendo filósofo.
Por otra parte, vivimos en una época donde las personas se casan menos o si lo hacen, al poco tiempo se divorcian y se separan. No digo que esto sea en 'todos' los casos, porque seguramente habrán casos excepcionales (como todo en la vida), pero a lo que voy es que cada vez es más difícil saber que la pareja sea leal a nosotros o quizá, nosotros (auténticamente) seamos leales a ella.
Obviamente, el objetivo claro de muchas parejas que se unen es el matrimonio (la meta final, sobre todo y más por parte de las mujeres), pero ¿realmente están seguros de pretender hacer vida en común?, ¿realmente están seguros de verse la misma cara todas las mañanas hasta el resto de sus días? y así como estas, podrán formularse otras preguntas. Si seguimos las palabras de Clarasó (leer la imagen) entonces quizá no hemos nacido para «vivir en pareja», pero si para amarnos. Ahora bien ¿de qué manera se puede amar o querer a otra persona sin la necesidad de vivir juntos? Eso ya se lo dejo a cada quién, pues al igual que el matrimonio es y será siempre una opción más y no una 'obligación', habrá que repensarlo.
Empecé este breve escrito de mi diario con un pensamiento de Sócrates y terminaré con otro, pues el filósofo también dijo alguna vez cuando un joven le preguntó si es recomendable o no casarse, Sócrates le respondió: «Hagas lo que hagas, igual te arrepentirás».
Diario de Efraín
Escrito por: David E. Misari Torpoco
13 de diciembre de 2021
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