En la evolución del pensamiento, algunos historiadores y biógrafos aseveran que no existió un pensador tan benemérito en la historia de la filosofía que haya marcado una nueva etapa en el saber humano como lo fue Aristóteles. Precisamente, gracias a la historia, sabemos que la evolución mental de diversos pueblos y antiguas culturas (no solo occidentales) se debe a la influencia de este notable filósofo, sobre todo, si nos remontamos a la veneración que, prácticamente toda la escolástica le tuvo y más aún, las discusiones y debates que se sostuvieron para analizar las obras de Aristóteles durante toda la Edad Media. ¿Qué había de extraordinario en Aristóteles? La escritora y filósofa rusa Alisa Zinóvievna escribió: Not all philosophies are evil, though too many of them are, particularly in modern history. On the other hand, at the root of every civilized achievement, such as science, technology, progress, freedom —at the root of every value we enjoy today, including the birth of this country— you will find the achievement of one man who lived over two thousand years ago: Aristotle. (trad.: «No todas las filosofías son malvadas, aunque son demasiadas, especialmente en la historia moderna. Por otro lado, en la raíz de cada logro civilizado, como la ciencia, la tecnología, el progreso, la libertad, en la raíz de cada valor que disfrutamos hoy, incluido el nacimiento de este país, encontrarás el logro de un hombre que vivió hace más de dos mil años: Aristóteles».).
Considerado también como el barómetro cultural de la historia de Occidente, Aristóteles no solo fue reconocido como un gran pensador, sino como un hombre de condición noble, amante siempre de la verdad[1], afable, pero sobre todo, muy erudito, pues no solo dejó como legado obras filosóficas, sino también textos sobre astronomía, medicina, zoología, botánica, teología, lógica, política, ética e incluso diálogos (al estilo de Platón) los cuales, lamentablemente, varios de estos escritos se perdieron en el tiempo. Se sabe que Aristóteles escribió probablemente alrededor de doscientas obras.[2] El estilo que empleó para redactar sus obras fue conciso y exacto al momento de ofrecer definiciones y explicaciones. Solía escribir en líneas cortas, como si de sentencias se tratara, pero juntas. Sin embargo, los textos que los copistas trabajaron durante la escolástica poseían un estilo oscuro y duro, lo cual originó la sospecha que, probablemente, algunos textos de Aristóteles, no hayan sido más que explicaciones o apuntes que sus discípulos recopilaron y lo juntaron en un libro.
Discípulo[3]
de Platón y maestro[4]
de Alejandro Magno, Aristóteles abordó varias áreas del conocimiento debido a
sus estudios e investigaciones que solía analizar de la vida y el mundo. Posteriormente,
Aristóteles funda el Liceo[5],
escuela en la que enseñaba filosofía y otras disciplinas, pero lo hacía con un
estilo particular, puesto que paseaba (caminaba) con sus discípulos por las
alamedas del lugar mientras explicaba la clase, razón por la cual fueron
conocidos como los peripatéticos.[6] Aristóteles ejerció la
docencia por doce años.
Sus últimos días lo vivió en Calcis y
fallece a los 61 (o 62) años debido a una enfermedad en los órganos digestivos.
El historiador griego Diógenes Laercio fue quien conservó el testamento de
Aristóteles.
En esta oportunidad, Gredos nos ofrece el tomo IV que contiene dos
obras notables de Aristóteles, una escrita en su juventud y la otra, una de las
obras más estudiadas a nivel mundial. A continuación redactaré una breve
explicación sobre estas dos obras y recuerda siempre que lo que leerás, no es
un resumen, pues la idea de mi trabajo, es despertar el interés en ti y puedas
leer estas obras de manera completa.
·
Protréptico. Esta obra se trata de
una de las primeras obras escritas por un joven Aristóteles, seguramente
mientras aún era alumno en la Academia de Platón. El contenido trata sobre una
exhortación[7]
que el filósofo redacta sobre lo importante que es cultivar el aprendizaje de
la filosofía. Lamentablemente, de esta obra solo se han conservado fragmentos
que Gredos compiló y nos ofrece. La pequeña obra está dedicada al rey de los
chipriotas (Temisón)[8] y parece
estar escrita (si lo analizamos mejor) en respuesta a la obra de Isócrates (Antídosis) que trataba sobre un «ataque»
al estudio de la filosofía. La obra tiene fragmentos extraordinarios como
estos: «No se debe rehuir de la filosofía, puesto que la filosofía es
adquisición y uso de sabiduría, y la sabiduría es uno de los mayores bienes.
Ciertamente, es propio de un esclavo codiciar vivir sin el deseo de vivir bien,
el esclavo sigue las opiniones de los demás, sin apreciar que la mayoría siga
las de él; el esclavo busca ganancias (externas), pero no pone ningún cuidado
en las cosas buenas». Posteriormente, enseña que el hombre-esclavo solo busca
los bienes externos para «creer» que eso lo llena; mientras el hombre-sabio solo
busca una cosa: adquirir conocimientos y cultivar la filosofía, pues «todos los
que están en posesión de la virtud y el conocimiento son felices». Para
Aristóteles, la sabiduría consiste en un saber teórico y práctico, puesto que
el hombre es caracterizado por el aspecto racional, el cual debe estar siempre
en alto por encima de las pasiones y la filosofía es el único saber que le
ayudará a ejercitar la razón.
Sin duda alguna, recomiendo leer el Protréptico de Aristóteles que contiene 110 fragmentos y 11
parágrafos como apéndice, donde aparece Cicerón y algunos fragmentos de su obra
perdida titulada el Hortensius, obra que escribió a imitación de un Protréptico. Pero Cicerón, no sería el único que aparece en el apéndice,
pues también tenemos a Nonio, Isócrates, Jámblico, Séneca, Calcidio y termina
con Tertuliano. Precisamente, me quedo con las palabras de Nonio (Marcelo) gran
lector aristotélico que en el apéndice número 2 cita el Hortensius de Cicerón
con las siguientes palabras: «Hay que emplear un gran esfuerzo mental al
explicar a Aristóteles, si es que puedes leerlo».
·
Metafísica. Cuando uno abre la Metafísica y
empieza a leer, se encuentra con esta primera línea Omnes homines natura scire
desiderant que significa «Todos los hombres por naturaleza desean saber»
y como bien coloca Tomás Calvo Martínez ―quien no solo fue el que trabajó esta
traducción, sino que le agrega notas a los pasajes de la obra― en la nota al
pie que todo el contenido (al menos del primer capítulo de la obra) está
referida a fundamentar el estudio de la sabiduría como la ciencia sobre ciertos
principios y causas. No en vano, en el mundo académico, se conoce a la
Metafísica como el libro de la «primera filosofía». Este título de Metafísica es posaristotélico y fue acuñado por Andrónico de Rodas para ordenar y
denominar así, al conjunto de diversos escritos y tratados que van «después»
del estudio de la física.
Debido a que la obra trata sobre diversos aspectos, los estudiosos y expertos
en Aristóteles, sostienen que los primeros aspectos a tratar son de carácter
ontológico y teológico. Si bien, el estudio de la obra empieza por analizar los
diversos tipos de causa, forma y materia, el tema de la existencia de los
objetos matemáticos llama mucho la atención. De haber estado vivo Pitágoras, a
lo mejor hubieran concertado un debate espléndido sobre este punto. También trata
sobre Dios[9], pues para el estagirita,
Dios no es más que el primer principio y la primera causa de todo al ser el
primer motor inmóvil. Aporte que varios siglos después rescataría Tomás de
Aquino para fundamentar su tesis.[10]
Respecto a la obra, esta fue escrita en XIV Libros[11], de los que puedo decir
que, los dos primeros libros (I y II) son bastante digeribles, incluso, el
filósofo elabora un repaso por la historia de la filosofía desde Tales a Platón
en el Libro I (Alpha). El problema surge a partir de los libros III, IV y VI
donde aparecen algunas dificultades, pues trata sobre las aporías (Libro III),
ser o ente (Libro IV) y una clasificación de los saberes (Libro VI). Pareciera
como si se siguiera un orden, pero cuando se analiza a fondo, el lector puede
tener complicaciones porque se topa con algunas contradicciones, textos no tan
claros y algunos problemas que parecen no tener respuesta. Si no se tiene un
estudio previo de la filosofía de Aristóteles (por separado) te será algo
difícil comprenderlo, no obstante, en la nota al pie de este escrito te
comparto un libro[12] que usé cuando estudié a
Aristóteles en la universidad y me ayudó mucho a comprender mejor sus teorías y
enseñanzas.
Para
terminar, la lectura de la Metafísica abre un nuevo método de seguir
estudiando y aprendiendo la filosofía, razón por la cual, los escolásticos y
durante toda la Edad Media, Aristóteles fue estudiado desde las primeras
universidades y con mayor razón, en la formación sacerdotal. Matemáticos,
juristas, médicos, historiadores, astrónomos, teólogos, gramáticos y diversas
profesiones desde la antigüedad no podían empezar ningún estudio sin leer a
Aristóteles.
Filósofos y autores sobre el estagirita como Alsina,
Aubenque, Brentano, Calvo, Moreau, Ross y otros, sostienen que la Metafísica es
una investigación que no pudo concluir Aristóteles, debido a las dificultades
que el mismo filósofo encontraba a medida que avanzaba en sus investigaciones.
Esta obra vendría a ser el punto de partida para
todo aquel que desee iniciarse en la filosofía, pues luego de leer los Diálogos
de Platón, la Metafísica debería ser el segundo estudio con el que se debe
empezar.
Por último, la obra que Gredos nos ofrece en esta
cuarta entrega, contiene un estudio introductorio por el doctor en filosofía, profesor
y traductor Miguel Candel quien trabajó su tesis sobre un estudio a la lógica
de Aristóteles y especialista en Historia de la Filosofía Antigua. Las páginas
XVIII de la introducción en la que te explica el pensamiento de Aristóteles y
la página L en la que trata sobre la Metafísica son bastantes recomendables (¡Léela!).
Respecto a las traducciones y notas, el Protréptico fue trabajado por el
profesor de Filosofía, Carlos Megino Rodríguez y la Metafísica fue traducida
por el catedrático de Filosofía Griega y especialista en Aristóteles, Tomás
Calvo Martínez.
Sin duda alguna, esta obra merece ser leída no solo por los amantes de la
filosofía, sino por todos.
Escrito por: David E. Misari Torpoco
12 de diciembre de 2021
[1]
Amicus Plato sed magis amica veritas (trad.: «Soy amigo de Platón, pero más amigo soy de la verdad»).
[2]
En un principio se sostuvo
que la producción literaria de Aristóteles fue de cuatrocientos libros y que se
tenían registrado solo doscientos. De estas doscientas obras, solo se conservan
treinta y uno en el Corpus Aristotelicum
sobre diversos temas, como lo son: lógica, ética, ciencia, filosofía, retórica,
estética, política, física, biología y astronomía.
[3] Cuando
Aristóteles tuvo 17 años conoció a Platón e ingresó a la Academia. Ahí
permaneció desde el año 367 al 347 a. C. Sin embargo, pese a ser discípulo de
Platón, también lo fue de Eudoxo de Cnido, sobre todo, por sus ideas
matemáticas y astronómicas.
[4] Cuando Aristóteles tenía 41 años fue convocado por el rey Filipo de
Macedonia para que sea el preceptor/tutor de su hijo Alejandro (13 años).
Aristóteles fue maestro de Alejandro por espacio de dos años. Durante su
estancia en Macedonia, Aristóteles también fue maestro de otros dos futuros
reyes (Ptolomeo y Casandro).
[5] Nombre asignado por estar situada al lado del templo dedicado a Apolo
Licio.
[6]
Peripatéticos (περιπατητικοί). Círculo filosófico de la antigua Grecia que
siguieron las enseñanzas de Aristóteles.
[7]
A esta obra se le conoce como uno de sus últimos escritos exotéricos.
[8]
Debido a esto, la obra
pudo haber sido escrita entre los años 351/350 a. C.
[9]
Dentro del estudio de la Metafísica, Aristóteles sostiene que la «sustancia» se divide en tres clases: sensible y perecedera (los cuatro
elementos); la sensible y eterna (el éter) y la inmóvil (dios).
[10]
«La vida pertenece también a
Dios; porque la actualidad del pensamiento es vida, y Dios es esa realidad; y
la actualidad autodependiente de Dios es la vida sumamente buena y eterna. Por
eso decimos que Dios es un ser viviente, eterno, sumamente bueno; de modo que
la vida y duración pertenecen continua y eternamente a Dios; porque esto es
Dios». Véase, Metafísica
1072b.
[11]
Los cuales están acompañados de una letra del alfabeto griego.
[12]
La obra se titula «Guía
de lectura de la Metafísica» de Giovanni Reale. Búscala y adquiérela, verás que
es una guía magnífica para estudiar la obra de Aristóteles y entender mejor sus
posturas.
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