Un 19 de noviembre de 1791, el poeta, dramaturgo, filósofo e historiador alemán Friedrich Schiller le escribe a Goethe una carta preguntándole "Estimado Goethe, quiero que respondas a mi pregunta con toda sinceridad, ¿por qué es tan importante para ti escribir?" y Goethe tomó su pluma y escribió: "Distinguidísimo Schiller, para mi es más que importante el escribir, porque considero a la escritura como un proceso de exteriorización, sobre la cual plasmo mi pensamiento y puedo colocar algún conocimiento adquirido, algún concepto, idea o acontecimiento, con la mira puesta en alto sobre mi misión: la de poder comunicar a otras personas, mis escritos".
Pues bien, tal como lo afirma Goethe, la escritura plasma el pensamiento, lo exterioriza, pero además también hace falta que aquellas personas que se dediquen a escribir, tengan conocimiento que deben aplicar una buena redacción, la misma que implica una estrategia argumentativa sólida, racional y coherente, un quehacer intelectual con el cual uno puede ordenar sus ideas y la información que se adquiera para poder tener mayor amplitud de léxico y pueda ser nuestro lenguaje entendible.
Considero que una de las partes más importantes de toda investigación son la información y comunicación de los resultados, la misma que es tratada por medio de la redacción e interpretación de conceptos que comprenden los conocimientos y aportes logrados por la persona que se dedica a escribir. Debemos tener en cuenta que la escritura expone y expresa nuestra capacidad cognitiva, pues nuestra subjetividad se pone en marcha a través de los actos de reconocimiento del proceso cognitivo de la comunicación, transmitiendo información. Sabido es que para los iniciados, escribir es un escollo tedioso sino se tiene la experiencia y dominio de las técnicas básicas de redacción, la gramática, sintáxis y las reglas de ortografía. El filósofo Spinoza recomendó en una de sus cartas a un amigo, que la paciencia y la dedicación pueden superar con facilidad los obstáculos que se presenten en dicha labor, pues debemos recordar que en la redacción científica (por ejemplo) no se persiguen hallazgos "literarios", ni se guía por la "inspiración". En una redacción científica se propone ser claro, directo y facilitador de la comunicación. Pues bien, los iniciados en la escritura deben saber que comenzar a escribir es conflictivo, pues hay veces en que uno se carga de tensión cuando no tiene el tema apropiado y eso hace que muchas de las veces sea causa de angustia o desesperación. Lo recomendable es que el escritor o el iniciado a serlo, debe enfrentar y afrontar su primera fase, pues siente que no sabe por donde comenzar o a veces tiene ya el tema, pero se le cruzan muchas ideas por la mente que no sabe por cual de todas ellas optar. Ante esto: Calma!. Uno debe tener en cuenta que las palabras se anudan trabajosamente y no - siempre - reflejan su auténtico pensamiento, pues la tarea es superior a sus fuerzas. El escritor iniciado debe tratar en lo posible de poner en orden sus ideas o también dejar que las mismas fluyan a medida que va escribiendo (esta segunda opción es muy buena si uno ya lo sabe guiar).
Cuando uno escribe, es porque tiene algo que comunicar y esta comunicación implica un doble proceso. Bien lo dijo Nietzsche: "La tarea del investigador (...) es la decodificación en el primer escrito que realice, luego mediante la lectura que haga adquirirá mejor vocabulario y las ideas fluirán con facilidad por medio de su buena redacción", el consejo del filólogo y filósofo alemán es bastante claro y muy cierto, pues existe cierto paralelismo entre la lectura y redacción, porque así es como el investigador que decodifica y recibe información (lectura) se convierte en el primer proceso en codificador (redactor) y emisor de la información elaborada por él.
Además, la escritura nos permite reconocer y confrontar cada idea o propuesta, cada iniciativa o intención, cada proyecto, por más difícil que pueda parecer. Es escribiendo como descubrimos nuestras incompetencias o nuestra capacidad, pues al escribir es cuando mejor podemos apreciar nuestras limitaciones o nuestras posibilidades insospechadas. A través del acto de ESCRIBIR comprobamos si somos meros repetidores o productores de conocimiento. Para aprender escribir un párrafo de manera correcta, es menester conocer (1) La Estructura, (2) Las propiedades, (3) Las clases, (4) Las cualidades y (5) La forma de presentarlo. Recuérdese que la palabra escrita es la materia prima del que escribe, pues esta repleta de aristas y sombras, como de irregularidades y zonas inexploradas que la convierten en una zona desconocida. Muchas veces cuando uno desea escribir un libro, no necesariamente tendrá una dosis de "iluminación" o "inspiración" de un día o de un breve tiempo, sino que a veces la tarea puede durar meses o años, para lo cual deberá ser paciente. Día a día, paso a paso, página a página, sin cansarse, sin aburrirse, sin fatigarse, más bien revisando y corrigiendo constantemente lo hecho hasta que la obra quede bien acabada.
Del mismo modo en que la investigación se aprende investigando, el arte de escribir se aprende escribiendo. Una y otra vez, siempre tachando, volviendo hacia atrás; retomando o relacionando ideas o temas, haciendo glosas, recurriendo al inicio o a la mitad de lo escrito, en fin. Debemos ser concientes también, que no todos tenemos el "dominio de la pluma", pero con un poco de esfuerzo podrán estar en condiciones de expresarse con solvencia académica, literaria, filosófica o científica mediante la palabra escrita. También se debe ser muy cuidadoso, porque escribir no consiste en llenar con una amplia gama de vocablos hojas y más hojas, sino en expresar ideas razonablemente reflexionadas, las cuales deben ser comprendidas por los lectores, recuérdese que uno no escribe para sí mismo, sino para los demás. Es así como una obra bien escrita es el producto de una
reconocida cultura general en obras. Incluso para escribir un texto jurídico, debe uno tener en cuenta las palabras del filósofo jurista Herbert HART quien dijo: "El verdadero saber jurídico supone una formación humanista que desborda el estricto campo del Derecho".
La forma correcta de escribir una buena obra o un buen texto filosófico es la fase más compleja del proceso de conocimiento, pues más allá de un buen uso de la gramática, de la ortografía o la sintáxis, también se debe reflexionar sobre la calidad de los argumentos, sobre la construcción de las ideas. Para ello es preciso saber que escribir no es sólo redactar, sino sobre todo es lograr pensar con claridad, ordenar los pensamientos. La redacción es un medio, no el fin último de la escritura. La buena escritura dependerá de la metodología del hábito que tenga el escritor, la experiencia, la diligencia y la dedicación.
Un consejo: Cuando usted se sienta motivado e inspirado para escribir, HÁGALO! sin pérdida de tiempo y no importa que tan perfecto sea, pues conforme avance irá evaluando aquello que escribió. Aquellos momentos de lucidez suelen ser cortos, pues todos quisiéramos desde un inicio escribir una "gran obra", pero no siempre es así. Recuerde que resultará mucho más fácil mejorar algo que ya escribió, que producir un texto de la nada, sin tener la más remota idea. Por ejemplo puede empezar por hacer un bosquejo, escribir algunas notas o comentarios sobre un tema determinado, luego guarde la rigurosidad y coherencia al momento de ordenar sus escritos. También le puede ayudar una lista razonada y razonable de las palabras claves o temas que deben ser explicadas y reportadas, pues póngalas en orden guardando lógica, conservando coherencia entre cada una de sus partes.
Sin duda, son pocas las personas que aspiran a alcanzar la cima de la auténtica creación literaria y que no todos poseen especiales aptitudes para disfrutar escribiendo. Sin embargo, no siempre se trata de eso, pues son muchas las motivaciones que llevan a una persona a escribir, entre otras cosas que también influyen. Es mala aquella idea de "para escribir, se nace". De ninguna manera. Simplemente se trata de saber sistematizar el conocimiento adquirido, poseer claridad respecto a los conceptos básicos, saber lo que se ha dicho o se dice sobre el tema de investigación, organizar y estructurar bien lo que se va a escribir, e incluso debe contar uno con un marco o esquema expositivo (mental) que sirva de referencia para ir armando las ideas una tras otra y no todas simultáneamente. Se puede escribir bien si conocemos (como dije en un principio) las reglas básicas de ortografía y gramática, sino difícilmente se podrá escribir con un mínimo de soltura.
Las personas que escribar con mayor fluidez, naturalmente es porque se dedican considerablemente a esta tarea; no lo hacen de un modo casual o esporádico, sino metódico y disciplinado, en espacios y horarios establecidos (en algunos casos). Si se escribe con mayor eficiencia, se podrán obtener mejores resultados, pues la escritura también supone de una motivación espiritual, de óptimas condiciones físicas y sobre todo de mucha confianza en sí mismo.
...ahora debo continuar con mi misión: seguir escribiendo....
Me gusto mucho el documento. Gracias, para mi fue muy valioso.
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