Hace varios años, me detectaron una enfermedad similar a la enfermedad de Crohn (mantendré el nombre en reserva) que forma parte de las EII (Enfermedades Inflamatorias Intestinales). Se trata de una patología crónica de causa desconocida que no tiene cura. Además, a medida que pasa el tiempo, evoluciona, lo cual produce mi falta de apetito (algunos días) y debido a que se come poco, la ‘delgadez’ de mi cuerpo.
El origen de esta enfermedad, posiblemente se encuentren en algunos factores genéticos o hereditarios, lo cual hizo que mi organismo encuentre la predisposición en padecerla. Esta enfermedad hace que el organismo (sistema digestivo) no funcione ‘bien’ algunas veces. Felizmente, esta enfermedad no es contagiosa (no transmisible) y digo ‘felizmente’, porque si uno padece este mal y tiene pareja, familia o personas con las que se frecuenta (amistades), no se contagiarán nunca.
Por otro lado, existen algunos factores ‘externos’ que contribuyen a que la enfermedad afecte, como lo son: las comidas condimentadas, las frituras y ‘grasas’. También el cansancio, la ansiedad, el estrés o situaciones emocionales, perjudican la salud.
A diferencia de la enfermedad de Crohn (en sí), algunas veces suelo tener el estómago estreñido, otras veces, la inapetencia o la sensación de hinchazón abdominal, que provocan ciertos estragos o fatigas. Una característica de padecer este mal, es el proceso lento digestivo, lo cual también hace que la persona coma despacio y se le dificulte digerir alimentos sólidos (duros). Por eso, es recomendable que personas que padecemos alguna EII, no comamos fuera de casa. No obstante, existen algunos alimentos que mi organismo (por alguna extraña razón) los asimila con normalidad y no afectan mi estómago.
1 Alimentación: cosas que puedo comer y cosas que no
Lo fundamental para mantenerse vivo es la alimentación. Saber qué comer y también, lo que mejor se acondiciona a mi organismo, me ayudó mucho. Por ejemplo, algunos médicos quedaron sorprendidos cuando constataron que los postres (tortas, queques, alfajores de maicena, helados, entre otros) no me afectan y la ventaja que ofrecen —estos dulces— son las calorías. Este tipo de alimentos logra que mi función cerebral actúe con más rapidez debido al desgasto mental que absorbe energía, pero también, ayuda a no engordar si se queman estas calorías, ejercitando el cerebro. Además, al ser —los postres— alimentos blandos (más beber líquidos) ayuda a que el proceso digestivo no sea tan lento.
Pero sería imposible vivir solo comiendo postres o dulces, así que también consta de otros alimentos a diferencia de una persona que no padece este mal. Lo único malo, es que tendría que comer despacio y en pocas cantidades. Para no ‘desnutrirme’ o padecer anemia debido a mi baja alimentación, lo refuerzo con suplementos vitamínicos en polvo que son disueltos en algunos líquidos.
La mayoría sabemos que un régimen alimenticio balanceado y equilibrado se puede convertir en un gran aliado para controlar las EII, por eso, es bueno saber qué alimentos consumir y cuáles no. A continuación, detallaré solo algunos (pocos) alimentos que puedo consumir en determinadas raciones, ya que no podría detallar todo.
- Guiso de quinua.
- Locro de zapallo.
- Puré de espinaca.
- Alverja partida (como crema).
- Puré de papas (en balanceada porción)
- Garbanzos o lentejas (licuados y en poca ración/ esto con el fin de agilizar el proceso digestivo y no ‘esforzar’ el tracto digestivo).
- Puré de pallares.
- Papa a la huancaína.
- Estofado de camote.
- Causa con grated de atún y zanahoria sancochada.
Nota 1: todas estas comidas mencionadas tendrán que ser cocinadas sin condimentos o en su defecto, en baja proporción condimentada y servida en poca cantidad. Respecto al consumo de arroz, deberá ser mínimo o nulo. Evitar el consumo de ajíes.
Nota 2: no comer las siguientes carnes: pollo, pavo, pato, chancho, res, carnero, cuy, conejo. Para ‘reemplazar’ estas carnes, debo tomar algunos suplementos vitamínicos. Evitar comer alimentos sólidos para no causar molestias en los intestinos (esto, puede decirse que juega a favor y en contra).
Desayunos: avena, maca, siete semillas, leche de soya y panes integrales blandos (de preferencia marca ‘unión’). La explicación del pan integral, se debe a que la fibra permite absorber tóxicos y facilita el movimiento intestinal evitando los estreñimientos. Habrá que cuidarse porque también hay alimentos que contienen fibra pero no son toleradas por el intestino. En algunos casos, jugos de frutas, aunque para las personas que padecen este mal, no es tan recomendable por la fermentación. Puedes acompañar tu desayuno con huevos de codorniz sancochado o huevo de gallina. También, se puede comer palta tipo guacamole.
Respecto a la leche: sabemos que al ser un lácteo, contiene grasa, proteínas, vitaminas y minerales. Lo recomendable sería tomarla en poca proporción, sí y solo sí, la persona que padece este mal, le resulta tolerante, ya que existen casos de personas que no pueden tolerar la leche y productos lácteos (derivados). Recuérdese que el intestino, suele carecer de ‘lactasa’ la enzima que permite asimilar la lactosa de la leche. Respecto al queso y al yogurt, el consumo debe ser en pequeñas cantidades, dependiendo la tolerancia que la persona tenga para asimilarlos.
Respecto a frutas: papaya, melón, sandía, uvas y algunos más pero en pequeñas tajadas. También otros tipos de frutas que no contengan cítricos elevados o demasiado potasio.
Beber infusiones (manzanillas, menta, anís, muña, hierba luisa) como agua de tiempo. En el caso del agua, es la única sustancia que no perjudica por más que se tome en exceso. Se recomienda (también) como agua de tiempo, beber agua de gelatina.
Puedo comer: papas sancochadas (en pocas cantidades), zanahorias y algunas verduras sancochadas (no todas). Mermeladas de manzana, naranja, fresa y piña. Mazamorras de chuño, maicena o de harina sin preparar.
No tomar: gaseosas, café, bebidas energizantes ni alguna otra bebida que contenga cafeína porque irritan el intestino. Respecto a las bebidas alcohólicas, se puede beber en pequeñas cantidades, aunque sería mejor evitar beberlas.
Recuérdese que al tratarse de una EII, existen alimentos que pueden sentar bien a una persona, pero ser perjudicial para otras, motivo por el cual, la persona que lo padece deberá determinar qué ingerir y en cuanta proporción ingerir los tipos de alimentos, para que las reacciones de su organismo no se alteren o se dañen.
2 Aspectos negativos de la enfermedad
Para no hacer más largo este escrito, mencionaré algunos aspectos:
a) El hecho de comer en pocas raciones, hace que uno no engorde.
b) Lentos para deglutir (la demora en algunas personas es más que en otras), lo mismo para beber líquidos. Se recomienda ser paciente.
c) Algunas veces, comer una simple galleta puede hinchar el estómago.
d) Propensos al estreñimiento si no consumen alimentos con fibra.
e) Se puede sufrir de descalcificación. Hay casos en que si y otros no.
f) No se puede comer en la calle (ejemplo, no se puede almorzar fuera de casa), similar a las personas que sufren de triglicéridos altos.
g) La tolerancia de algunos alimentos será diferente en algunas etapas de la enfermedad. La persona que padece esta enfermedad, podría tolerar los alimentos aquí expuestos, toda vez que la enfermedad se mantenga ‘inactiva’, pero si se activa, podría (algunos de ellos) causarle ciertas molestias.
h) Cuando algún alimento «cae mal», las molestias en el intestino suelen aparecer entre una y seis horas después de haber ingerido el alimento. Si hay dolor más fuerte, se deberá medicar. El efecto dañino depende de la cantidad del consumo de dicho alimento.
i) Como factor externo, reprobación social.
3 Palabras finales
Se debe procurar llevar una alimentación equilibrada, sobre todo en los periodos en que la enfermedad se encuentra inactiva. Las personas al momento de comer, deben hacerlo con tranquilidad, sin presión ni apuros. Luego de comer, se les recomienda un reposo mínimo de media hora antes de iniciar cualquier actividad.
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