viernes, 31 de diciembre de 2021

La vez en que un abogado me retó a un debate sobre derecho laboral

Algunos doctores piensan que uno, como abogado, también debe saber o ser un ‘experto’ en su campo. Les narraré una anécdota que me sucedió el año 2019.


Me encontraba revisando mis correos electrónicos en la Pc de mi casa y vi en la bandeja que había recibido un nuevo correo. Lo abrí y tras leerlo, me percaté de algo interesante.


Un abogado especialista en derecho laboral (de quien reservaré su nombre) y presentándose como «magíster», quiso «retarme» a una especie de «debate» en su estudio jurídico y hablar o aportar algunos comentarios a la legislación laboral del país. Este abogado es especialista en derecho laboral, pues tras colocar su nombre en Google, rápidamente aparecen sus datos y algunas publicaciones suyas, cuya trayectoria y ejercicio profesional de su campo, no quepa la menor duda.


Lo que hice, fue responderle el correo con una amabilidad similar a la que Spinoza solía emplear en sus cartas y le dije que no podría asistir a su oficina, porque a pesar que el derecho laboral es un campo vigente y bien remunerado, no cuento con los conocimientos adecuados ni actualizados sobre dicha materia, debido a que mis intereses e investigaciones van por otras ramas o disciplinas del derecho, motivo por el cual, no podría «debatirle».


No pasó ni media hora y el «magister» me responde de manera prepotente y además me comenta su 'fastidio', 'molestia' y su 'decepción' hacia mi persona, por no «atreverme» a ir a visitarlo y debatir con él, concluyendo que le habían dado referencias muy buenas sobre mí e incluso, le habían alcanzado una información donde figuro como «erudito y humanista del derecho» y que un buen abogado siempre ha de estar preparado en todo campo del derecho, por lo que argumentó, que si soy un «erudito» debo de ir a su oficina y debatirle sobre temas laborales. Como era de suponerse y al igual que Spinoza, pero también asemejándome al estilo de Tertuliano, respondí esa misiva electrónica de la siguiente manera:


«Estimado Abg. .........


1. Disculpe que no lo trate de 'magíster' ni 'doctor', como algunas instituciones suelen presentarlo al momento de dictar sus magníficas clases y ponencias, pero no podría llamarlo así por una cuestión denominada honestidad académica, ya que me permití buscarlo en la página de la Sunedu (grados y títulos) y figura que usted cuenta y posee solo el título de abogado y no con los otros grados académicos.


2. El hecho que uno sea abogado, no significa que domine, sepa o se encuentre uno a la altura de otros colegas en su especialidad. El hecho de ser uno un ‘buen abogado’ no significa necesariamente que lo sepa todo del derecho. De ser así, podría decir tranquilamente lo siguiente:


a. Todo buen abogado debe saber (desde ya) derecho romano, redacción jurídica y filosofía del derecho.

b. Usted, que es abogado, no sabe sobre derecho romano, redacción jurídica ni filosofía del derecho.

c. Por lo tanto, usted, no es un buen abogado.


Aunque el silogismo muestre lo correcto de las premisas y la conclusión, la realidad es otra, porque para ser un buen abogado no hace falta saber dichas materias, bastará con que se especialice en algún campo del derecho y sea destacado en ello, incluso reconocido por su producción bibliográfica e investigaciones (artículos, libros) o debido a sus clases como docente o también, en su desempeño laboral. Todos los profesionales nos destacamos en alguna rama del derecho, puesto que «nadie puede saberlo todo» decía el romano Terencio. Esta es la razón, por la que rechacé su invitación, pues como le comenté, no tengo los conocimientos necesarios para debatir con usted sobre derecho laboral, por más que me pase un día entero leyendo sobre legislación laboral, ya que para debatir sobre un tema, hace falta una buena preparación que toma tiempo (años en varios casos), sumado a la experiencia que uno tiene en el campo y los conocimientos que uno ha investigado.


3. Para que se me entienda mejor, le colocaré un ejemplo. Digamos que Julian Palacín nos 'retara' a un debate sobre derecho aeronáutico y espacial mañana mismo, es obvio que nos destruiría a usted y a mí, porque —para empezar— apuesto a que usted como yo, no sabemos ni siquiera quiénes son los autores de las obras jurídicas sobre derecho aeronáutico y espacial en nuestro país y menos en el mundo, a lo que Palacín, ha de conocer a varios autores expertos en el tema. Esta sería la razón por la que usted y yo, no podríamos discutirle nada sobre la postura de alguno de ellos, porque ni siquiera contamos con un libro sobre derecho aeronáutico en nuestras respectivas bibliotecas, o al menos, yo no tengo libros de dicha disciplina en la mía. Y si por no querer perder ante Palacín, respondemos por orgullo y no por conocimiento, lo más probable es que quedemos en ridículo.


Por último, usted es bueno en derecho laboral, tal como se demuestra no solo por la calidad de sus clases, sino por los artículos que ha publicado en revistas jurídicas especializadas sobre el tema. Usted cuenta con la experticia en ese campo, así como yo, cuento con la experticia en otras ramas del saber jurídico.


Disculpe si me desplayé demasiado, pero quise ser lo más explícito posible. Por cierto, antes de cerrar esta misiva, le recomiendo —de buena manera— que compre un libro de redacción jurídica, no necesariamente de mi autoría, ya que en su último artículo publicado en Gaceta Jurídica, cometió unas cincuenta y seis faltas ortográficas y errores gramaticales; si gusta, le puedo escanear su artículo y se lo remito marcado con círculos rojos para que lea sus errores y en otra hoja le envío la explicación de cómo debió ser redactado.


Que tenga un buen día y que pase felices fiestas».


......


Terminé de escribirle y envié el correo. Esperé alguna respuesta de su parte, pero ya no me respondió.

Diario de Efraín

Escrito por: David E. Misari Torpoco

31 de diciembre de 2021



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