domingo, 13 de febrero de 2022

La vida sexual y amorosa de Schopenhauer

Es seguro que en algún momento te has decepcionado del amor, puesto que no era como te lo imaginabas o como te lo contaron. ¿Sabías que hubo un hombre del siglo XIX que postulaba algunas ideas sobre el amor, pero buscaba refugio placentero solo en el sexo? Lo más paradójico de todo es que este filósofo solía hablar mucho acerca del amor, pero nunca se casó.


El filósofo del que te hablo es Arthur Schopenhauer (1788-1860) y lo conoces por ser el filósofo del pesimismo alemán y además ateo. Conocido quizá (también) por ser un misógino y por no creer en el romanticismo, sea al estilo de sus compatriotas Schelling o al de Goethe. No obstante, Schopenhauer solía hablar mucho acerca del amor e incluso se llegó a enamorar y experimentó en carne propia lo que es sentir una gran emoción, pasión e ilusión por el ser amado.


La mujer de la que se enamoró fue Caroline Jaggemann, una damisela que se dedicaba a la actuación en los teatros de Weimar. Esta mujer, para el filósofo, fue su primer amor, sin embargo, pese a enamorarse de ella, una pregunta surge ¿por qué no se casó? Algunos biógrafos comentan que esta mujer (Caroline) era mayor que el filósofo (probablemente le llevaba unos diez años) y en la sociedad alemana de aquellas épocas, una relación de un hombre con una mujer algo mayor no era muy bien vista que digamos, puesto que la diferencia de edad se volvió en un escollo para el filósofo. Como si esto fuera poco, Caroline, el primer amor de Schopenhauer, se dice que fue la amante del duque Carlos Augusto, un hombre muy versado y culto, no en vano contaba en su corte con los intelectuales más notables de su época. Pese a que Schopenhauer poseía una fortuna, nada o poco pudo hacer para quedarse con la mujer que quiso y arrebatarla de los brazos de un hombre, el duque, que no solo poseía grandes riquezas, sino también poder en la política del Sacro Imperio y todas las proezas que este duque logró en su carrera militar.


Fue aquí donde Schopenhauer se alejó de Caroline para empezar a tener algunos romances o amores libres, tanto en su país como en Italia. Precisamente, uno de estos romances (una joven mujer) le daría un hijo, pero la criatura nacería con una enfermedad algo extraña lo que hizo que al año de vida, falleciera.


Parecía que la mala suerte o el infortunio en el amor acompañaría a Schopenhauer como una maldición. Sin embargo, luego de un tiempo, el filósofo conocería a otra mujer que abriría nuevamente una esperanza en el amor y pensara en concretar futuras nupcias. El nombre de esta mujer fue Caroline, igual que el nombre de su primer amor, pero apellidaba Richter. Caroline fue conocida por ser una cantante alemana de ópera y actriz de teatro. Cuando Schopenhauer contaba con treinta y tres años conoció a Caroline quien contaba con diecinueve o veinte años de edad aproximadamente, esto ocurrió en una primavera cuando el filósofo disertó una conferencia en Berlín.


En un principio, como en toda relación, las cosas iban bien entre ambos, cada uno con sus libertades y actividades no pasaron mayores problemas, incluso cuando llegaron a los cinco años de esta relación, hablaron en la posibilidad de contraer futuras nupcias. Se puede decir que ambos vivieron una etapa romántica libre bastante interesante, puesto que esta relación les duró diez años. No obstante, si todo iba bien ¿qué pasó?, ¿por qué se separaron? Una de las razones la encontramos en que la cantante, Caroline, tenía otros amantes. Antes de proseguir, seamos claros en esto. Si bien, la relación fue bastante clara desde sus inicios, respecto a lo que cada uno haría con su vida, esto es, que cada uno podría salir o estar con otras personas, fue Schopenhauer quien empezó a sentir celos de los otros amantes de Caroline, sobre todo, cuando se enteró que ella había quedado embarazada precisamente de uno de esos amantes. Atrás quedó la idea de contraer nupcias con ella cuando el filósofo se enteró que salió embarazada dos veces más y simplemente, optó por la ruptura y el alejamiento, además, la situación de la enfermedad del cólera también resultaba complicada para quedarse en aquel lugar.


Una vez que Schopenhauer dejó a Caroline, partió a Frankfurt, nuevamente solo y decidió, por voluntad propia, ya no entablar relación sentimental ni libre con alguna mujer, puesto que se propuso solamente a compartir y tener momentos fugaces con algunas amigas. También, empezó a frecuentar prostíbulos y se hizo amigo de varias meretrices a las que pagaba por masajes, caricias, compañía y algo más. Schopenhauer se dio cuenta que las prostitutas, algunas veces, resultaban más sinceras o más directas que las mujeres nobles de la sociedad alemana, puesto que al ser literalmente «libres», eran mujeres que sabían y estaban seguras de lo que querían y hacían con sus vidas. El sexo con ellas resultaba placentero, pues luego de ello, no había nada que los una y no se formara (en ellos) alguna situación tóxica.


De esta manera, Schopenhauer buscaba los encuentros furtivos con las prostitutas algunos fines de semana, en donde ellas obtenían dinero y él caricias y sexo a cambio. Una vez terminado los encuentros carnales, el filósofo quedaba relajado y tranquilo, presto para leer y concentrarse mejor en sus escritos. Para el filósofo, estas mujeres no eran simples meretrices, sino sus «amadas» o «amantes especiales» de las cuales nunca recibió malos tratos.  


Fue así como supo disfrutar de estos encuentros sexuales hasta sus últimos días, pues encontramos, en uno de sus escritos, lo siguiente: «Las relaciones sexuales siempre serán el punto central y elemental de la vida, pues regula y equilibra la conducta del hombre».


Años más tarde, en 1858, Schopenhauer y Caroline se volvieron a contactar, pero a través de cartas, pues el filósofo recordó a aquella última mujer por la que su corazón había palpitado, puesto que la amó demasiado. Ahora, ya con setenta años, el filósofo, quizá presagiando su muerte, le dejaría la suma de 5000 táleros prusianos con la sola condición que sepa administrar el dinero y que lo use solo para ella, pues no le gustaría que cayera en manos de Carl (uno de los amantes de Caroline) e incluso, que tampoco le comparta a su hijo Carl. Sin embargo, lo que haya hecho Caroline con ese dinero es algo que solo quedó en ella.


Arthur Schopenhauer fallece el 21 de setiembre de 1860 consecuencia de un paro cardiorrespiratorio.


Si deseas saber lo que Schopenhauer pensaba sobre el amor y el sexo, te invito a leer su obra titulada El amor, las mujeres y la muerte, una obra pequeña en la que sabrás el por qué Schopenhauer denomina al amor como una «trampa» en la vida de los mortales, una trampa en la que todos, tarde o temprano caemos. Léela, verás que esta obra es muy buena.


Escrito por: David E. Misari Torpoco
14 de febrero de 2022



No hay comentarios:

Publicar un comentario