Una noticia que me sorprendió mucho - quizá tarde, demasiado tarde - fue el haberme enterado del fallecimiento del Padre Vicente Santuc Laborde, el pasado mes de abril. El Padre Vicente fue Sacerdote (jesuita) y Filósofo, fundador del CIPCA (Piura) y de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM). El pasado mes de abril (2011) un paro cardíaco terminó con su vida en su país natal (Francia), mientras estaba realizando una investigación filosófica muy exhaustiva por un año.
El Padre Vicente fue una persona ejemplar y siempre con las palabras precisas. Conocí al Padre Vicente el año 2010, durante el tiempo que llevé un curso de Filosofía sobre Nietzsche. Muchos de mis compañeros y yo notamos claramente que poseía un intelecto agudo, con una visión crítica y reflexiva e incluso una gran capacidad para interpretar los conceptos filosóficos y la experiencia de la vida diaria. Siendo Sacerdote, conocía de manera extraordinaria la filosofía y no tenía ningún inconveniente en cuestionar la existencia de Dios, siempre con la correcta postura y mesura de un hombre espiritual dedicado a una vida filosófica y racional. Además, como Sacerdote sabía muy bien la labor que desempeñaba con el compromiso cristiano, pues tenía en mente que si la fe se llegaba a combinar con la búsqueda racional de la verdad, el cristianismo sería otra cosa, pues consideraba también que lo mejor para un cristiano o creyente, era no cerrarse nunca ante los avances de la ciencia y menos despreciar al entendimiento de las cosas y la razón, ya que el hombre sin ella no es nada.
Recuerdo que en una de las tantas veces que al final de clase acostumbraba a robarle unos minutos, fuimos al cafetín de la Universidad y me dijo con su característico acento francés: "Realmente Efraín, la obra de Jesús para con sus semejantes fue la de enseñar, no la de fundar una religión, Jesús no fue un "fundador" o un "reformador", él fue un Maestro y quiso que los demás aprendan y piensen por sí mismos, no que le sigan a ciegas, pues Jesús no quería hombres pasivos, sino hombres de acción y firme decisión, pero sobre todo inteligentes, por eso fue un hombre extraordinario. Además Jesús reveló otros secretos también, no solo en sus parábolas, sino en otras cosas más que dijo acerca de la inteligencia y la sabiduría del hombre recto, como en el evangelio de Tomás, el cual es un libro muy profundo si lo analizas y lo lees con detenimiento; pero lamentablemente fue sacado de los evangelios como fueron otros libros más" y le pregunté el porqué de eso y me respondió: "La iglesia en la antigüedad, no quería que los conocimientos racionales se mezclen con los de la fe, pues temían que se venga abajo todo el dogma y base fundacional de la religión. Sin embargo, cuando leí e investigué por primera vez algunas cosas más en Roma, me di cuenta que si algunos de los textos que sacaron, hubieran sido colocados en la biblia, hoy en día los creyentes no solo hablarían de la fe, sino con mucha más razón de la raison (razón)" y luego sonrió. Gracias a él, pudo otorgarme algunas copias de los libros de la doctrina eclesiástica antigua, para lo cual fuimos a su despacho, el cual estaba colmado de búhos pequeños sobre su escritorio (quizá porque el búho fue el "ave de minerva", y representa a la filosofía como madre de todas las ciencias), pero también pude apreciar varios libros de filosofía que estaban ahí, pues recuerdo que vi un libro del filósofo Plotino, que el padre al parecer estaba leyendo (lo recuerdo bien, porque le pregunté sobre el libro y me dijo que era muy observador, luego me lo prestó para hojearlo). Nunca olvidaré ese gesto.
Siempre me aconsejó que por nada del mundo deje la filosofía, y que si no era creyente o cristiano, él respetaba mucho mi postura deísta, pues sabía que yo "no creo en Dios", sino más bien que yo acepto y reconozco la existencia de un Dios, lo cual fue producto de otra de las conversaciones que tuve con él. Ese día fue curioso, porque cuando le pregunté por la existencia de Dios (la última vez que conversé con él, antes que viajara) me dijo: "Recuerda que existe un Dios" y yo le dije "pero se me hace muy difícil creer en el dios de la biblia" y me dijo "Y ¿quién has dicho que tienes que creer en el dios de la biblia?", y yo me quedé sorprendido por su respuesta, a lo que él agregó "El dios de la biblia, puede ser un dios más, como el de muchas religiones que hemos estudiado, pero el dios único, real y existencial, está dentro de ti" y yo le dije "pero Padre, si dicen que dios está en las alturas, en los cielos", me interrumpió y me dijo: "Jesucristo dijo a sus apóstoles: "¡Ved, el reino está en el Cielo!" entonces las aves del cielo os precederían. Más bien, el reino de Dios está dentro de vosotros y está fuera de vosotros. Quienes llegan a conocerse a sí mismos lo hallarán y cuando lleguéis a conoceros vosotros mismos, sabéis que sois los hijos del Padre Viviente. Pero si os no conocéis a vosotros mismos, seréis empobrecidos y seréis la pobreza." y le dije al Padre, que si Dios está dentro de nosotros, ¿cómo es posible que a la vez esté "fuera de nosotros"? y me respondió: "Una vez que entiendas y comprendas que Dios está dentro de ti y no en "las alturas", entonces podrás enseñar a los demás hombres sobre Dios, pero si no te conoces a ti mismo, ¿Cómo esperas decir que conoces a Dios?, pues sería ingenuo pretender decir que conoces a Dios o vives para Dios, si no has empezado a conocerte a ti mismo, y si ahora recuerdas un poco, ¿no es acaso la misma enseñanza del oráculo de Delfos? el ¿Gnothi Seautón (Conócete a ti mismo)?...¿ves lo importante que la enseñanza de Jesús con la doctrina filosófica tienen en común y enrumban al mismo camino? Por eso es preciso y necesaria la filosofía, pues la filosofía está en todo estimado hijo". Y por último, me dijo que la enseñanza de Jesús sobre "los cielos", tiene otra explicación, como siempre no literal, o sea no el "cielo azul" que vemos cada mañana, cuando el clima está despejado, sino algo trascendente y espiritual, pues no hay que confundir lo "espiritual" con lo "religioso", ya que son dos cosas muy distintas. Pudo explicarme por un email, que el significado de "los cielos" tiene otra connotación, no en el sentido que muchos quizá tengan en la mente, luego me dejo de tarea investigar también más al respecto y a medida que fui haciéndolo, fuí entendiéndolo. Para esto, me recomendó leer a Giordano Bruno y a Spinoza, quien a su vez fue profundamente leído por Nietzsche y por ende, los rechazos de Nietzsche para con el cristianismo.
Por otra parte, el Padre Vicente solía llevarse muy bien con los jóvenes, no solo de la universidad, sino también visitantes. Con todos se mostró siempre entusiasta y optimista en las actividades que la universidad emprendió. Apoyaba mucho a los jóvenes que solicitaban una ayuda para algún evento y no tenía problemas o inconvenientes en revisar o leer los textos y artículos que los alumnos escribían, pues siempre con sinceridad y severidad, realizaba las críticas para corregir desde los aspectos ortográficos (de forma y de fondo), como también las felicitaciones del caso a los artículos que consideraba buenos. Gracias al Padre, llegué a publicar mi artículo en una página de internet, el cual lleva por título "Verdad y Mentira - Nietzsche", el cual elaboré, cuando llevé el curso con él, pues me dijo "Si puedes cuélgalo en la internet, es un buen análisis el que has escrito", lo cual me animó a hacerlo, pues quién más que un admirador de Nietzsche para calificarte. Todo se lo debo al Padre Vicente, sin él, la investigación y el análisis que realicé sobre ese material, no hubiera sido concretado.
Gracias al Padre Vicente, comprendí muchas cosas de la filosofía y también que el hombre sin la razón no es nada. Él solía decir en clase que la fe y la libertad pueden permanecer juntas, unidas sin dejar de lado el pensamiento crítico. Su manera de ver y vivir el cristianismo fue totalmente libre, siendo sacerdote sabía que la libertad de la persona es un gran privilegio para la vida de todos los hombres, lo cual marcó una profunda base en su pensamiento antropológico – existencial. Siempre quiso que uno piense por sí mismo y no se deje llevar por lo que otros digan, sino que fijes tus propios pasos y forjes tu propio camino.
Gracias Padre Vicente, porque siempre estuviste ahí para escuchar, dialogar y aconsejar, incluso me dijiste que si no podíamos hacerlo físicamente, tenemos la tecnología (los correos) y hagamos buen uso de ella, me diste tu tarjeta y entonces tuvimos un par de comunicaciones a través de emails. Gracias de corazón por compartir siempre tus enseñanzas, tus consejos y tus reflexiones, como cuándo me explicaste el porqué decidiste seguir la filosofía, todo un camino intelectual y el porqué te decidiste especializar en ética y política, pues siempre mantuviste la latente visión de ver un Perú sembrando cultura y progreso de una verdadera política, no de esta “política” que se vive actualmente, sino mas bien, una que recaiga sobre todo en los valores, pues bien dijiste en una de tus clases también, que la política debe ser un beneficio para el hombre y que no debe enseñar cómo obtener el “poder”, sino como ser mejores ciudadanos y mejores humanos, para lo cual citabas a menudo al francés Rimbaud “No olvides que el yo es otro”. Luego nos dijiste (también en clase) que te daba mucho gusto enseñarnos la filosofía de Nietzsche, pues lo que más te agradaba de él, era su crítica al cristianismo como una especie de vulgaridad platónica, con la doctrina de la mente y el cuerpo, pues tenías en claro que Dios se manifiesta en todo lo que hay y no solo a los que están con él, sino incluso a los que le dan la espalda, pues dijiste muy claramente que “un Dios que no ayuda y no está con el que no le sigue, no es un Dios, porque así como un verdadero Padre por más que su hijo no le haga caso, el padre siempre lo apoyará y estará con él, no lo desamparará ni de noche, ni de día, pues si Dios solo apoya a los que lo siguen y veneran, entonces no es un dios dadivoso o misericordioso y sería por ende, un falso dios, pues por más que uno no esté con Dios, Dios siempre estará con nosotros. Ese es un Dios real y viviente”. Y luego me escribiste en un email, que la mejor manera de orar era permanecer en silencio, de noche, meditando, reflexionando en las cosas que hacemos bien o mal y enmendar el error, pero ante todo que debamos tratar siempre por nosotros mismos, de mejorar cada día.
Padre Vicente, fuiste un hombre de Dios y entregaste tu vida a Dios, pero al modo de San Ignacio, pues siempre me dijiste que busque en todas las cosas a Dios y a Dios en todas las cosas, pero que siempre tenga fijamente la mirada puesta en el universo como naturaleza misma.
Estoy muy agradecido por aquellos momentos breves que el Padre Vicente compartió conmigo a pesar de su recargada agenda, quizá por ahí le robé algunos minutos demás, pero que fueron para bien, pues nunca escuché de él un “no tengo tiempo” u “otro día mejor”, pues siempre respondía con agrado y una contagiosa sonrisa diciéndome “claro que sí hijo, filosofemos juntos”.
En un último email, cuando te conté que estaba triste y nostálgico por algunas preocupaciones y que sentía un dolor existencial, finalizaste tu escrito con estas palabras:
"Recuerda Efraín que no debes resistir al dolor de la tristeza, ni de la aflicción, deja que el dolor invada tu cuerpo, afróntalo y vive ese dolor, pues solo así verás que el dolor pasará".
Gracias por tus enseñanzas, consejos, reflexiones y por todo Padre Vicente Santuc, fue un gusto saber que en la vida aun existirán hombres ejemplares como usted.
Hasta pronto ilustre y ejemplar Maestro Vicente Santuc Laborde!
Atte: D. Efraín Misari Torpoco.
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