domingo, 7 de noviembre de 2021

Mi amistad con Jonathan Abanto Valverde


Facebook o 'Metaverso' me recuerda que llevamos ocho años de amistad con Jonathan Abanto, pero lo que no sabe es que Jonathan y yo, forjamos una amistad desde el cuarto grado de la escuela primaria.

De Jonathan puedo decir muchas cosas, pero todas positivas. Siendo fervientemente cristiano, no juzga mi postura de no-creyente. Jonathan es una persona reservada, no sé si detesta las redes sociales, pero no las usa con frecuencia, además y aunque no lo crean, no usa WhatsApp, puesto que siente que es algo que le distrae y no le deja concentrarse en le lectura de los grandes libros ni en sus investigaciones, ambas actividades a las que se dedica arduamente. Esto me hace pensar algunas veces, que quizá también deba dejar las redes sociales y eliminar mi WhatsApp para dedicar más tiempo a leer y a escribir.

Por otra parte, Jonathan forma parte de mi pequeñisima lista de amigos con los que podría chatear o hablar en latín, pues cuando en su momento él uso WhatsApp, en pocas oportunidades, chateábamos en latín y un buen día, una damisela con la que yo tenía una relación me quitó mi celular y me dijo: «¿Qué tanto hablas con tu amigo Jonathan, seguro de mujeres? Ahora lo revisaré» y le dije: «Hazlo», cuando ella revisó los mensajes del WhatsApp, simplemente no entendió nada, porque todo estaba en latín y me devolvió el equipo. ¿Ven que saber latín tiene sus ventajas? Y así, ella supiera latín, se hubiera dado cuenta que en el chat, Jonathan y yo, hablábamos sobre Virgilio, Horacio, Spinoza, Descartes y el problema de la cultura en nuestro tiempo, temas más que apasionantes para nosotros.

Respecto al latín debo decir que si bien, tanto Jonathan como yo aprendíamos el latín por nuestra cuenta durante algunos años de estudio en la universidad y en nuestros respectivos hogares de manera autodidacta, un buen día decidimos estudiar y seguir aprendiendo latín juntos. Para ello, Jonathan me recomendó que estudiáramos bajo la guía del profesor latinista Hans Orberg y su libro Lingua Latina per se Illustrata (Familia Romana). Fue así como empezamos a estudiar durante un espacio de un año y medio (casi dos), recuerdo que las lecciones del profesor Orberg al principio eran algo sencillas, pues Jonathan y yo ya teníamos ciertos conocimientos (rudimentos) básicos del latín, pero a medida que íbamos avanzando los capítulos y el tiempo, empezaron las dificultades, pero y felizmente, gracias a la motivación y apoyo de Jonathan, pude seguir adelante. Recuerdo que por aquel tiempo cerré mi Facebook por varios meses para aprender bien en latín, pues los ejercicios que uno tenía que desarrollar demandaban tiempo y si uno lo quería hacer bien, entonces a dedicarle tiempo como debe ser. Así fue donde Jonathan y yo empezamos a perfeccionarnos y mejorar nuestro aprendizaje del latín. Una vez concluido el estudio, empezamos a dedicarnos a la especialidad del latín jurídico. Aún conservo, al igual que Jonathan, todos los libros de latín que compramos y otro tanto que imprimimos en PDF y anillamos. Aparte de aprender del libro del profesor Orberg, grato fue complementar el estudio del latín leyendo a Cicerón, Virgilio, Horacio, Catulo, Marco Aurelio, Plauto, Ovidio y otros en latín, pero también a Aristóteles en latín (Metafísica, por ejemplo). Esos años y aquellos tiempos, considero, son los mejores que he vivido gracias al latín.
                                           

Si deseas aprender latín, nos puedes contactar a través del centro Formación Cultural Peruana Internacional, búscanos en Facebook.

Con Jonathan hemos ido innumerables veces a comprar libros al centro de Lima, salíamos desde las 10 a. m. y no regresábamos hasta casi las 7 p. m. Lo mismo cuando íbamos a San Marcos a imprimir libros en PDF y anillarlos a  La caverna la fotocopiadora del gran amigo Percy (aunque algunos lo llamaban 'Marquito') cuando no había pandemia. Si estás algún día por la San Marcos, por favor, pregunta por la fotocopiadora La caverna y visítala.


Con Jonathan hemos logrado algo que muchos grandes amigos quisieran, publicar en coautoría un par de libros como lo son Diez reglas para aprender latín jurídico (Olejnik, 2018) y Redacción Jurídica (ESIPEC, 2019 y 2021). Nada más extraordinario en la producción bibliográfica que trabajar y publicar un libro en el que veas plasmado el nombre de tu mejor amigo y el tuyo. Además, gracias a Jonathan aprendí algo más del griego clásico y varias palabras en hebreo, puesto que estas dos lenguas clásicas (aparte del latín), Jonathan las domina muy bien. Es capaz de leerte la Biblia en griego y hebreo sin ningún problema.

Aparte de publicar libros, enseñamos latín y redacción jurídica, pues qué mejor que un lingüista como él, para estar más que actualizado en temas sobre la escritura correcta, pues gracias a él, también aprendí muchas claves para seguir mejorando mi escritura. Enseñar y compartir docencia con Jonathan, simplemente es una experiencia académicamente loable.

En la actualidad, Jonathan y yo nos encontramos trabajando dos libros en coautoría y si todo sigue su curso, el otro año pensamos publicarlos. Pero si pensaban que Jonathan solo sabe latín, griego y hebreo, pues les comento que también sabe inglés y además, ha publicado un libro en inglés titulado The Ultimate Meaning of Life: A Biblical Perspective el cual lo puedes encontrar a la venta en Amazon.

Me gustaría seguir hablando sobre él, pero si lo hago, lo más probable es que me escriba un inbox y me diga que no escriba mucho sobre él y me coloque las palabras de Epicuro Lathe Biosas (Recuerda que el sabio: vive oculto).

Si definiera mi amistad con él en una sola línea, diría que fue como la amistad que tuvieron los humanistas Erasmo de Rotterdam y Tomás Moro. Si te gusta la filosofía y has leído la correspondencia que ellos se escribían, podrás entender de lo que te hablo; aunque también, algunas amistades en común suelen catalogar nuestra amistad como la amistad de Jonathan y David, me refiero a los personajes bíblicos que curiosamente llevan nuestros mismos nombres.

¡Que tengan un buen día!

Diario de Efraín
Escrito por: David E. Misari Torpoco
7 de noviembre de 2021

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