sábado, 18 de diciembre de 2021

Admonitiōnēs VI

Te has preguntado alguna vez ¿cómo te gustaría ser recordado por tus familiares y amigos después de tu muerte? 

Seguramente, lo primero que se te puede ocurrir es decir «no me importa, porque ya estaré muerto y los muertos no son afectados por los recuerdos de los vivos». Si piensas así, no está mal, pero a lo que voy es que en vida, mejor dicho, ahora, mientras estás vivo ¿qué estás haciendo realmente con tu vida? Sabemos que nadie tiene la vida comprada y que hoy o mañana nos podría suceder algún accidente o alguna desgracia y de pronto se bajó el telón para nosotros. Quizá, aún no me entiendes, así que te lanzaré otra pregunta ¿te gustaría ser recordado por las cosas buenas que hiciste o por las cosas malas que hiciste? Aquí tu respuesta rápidamente y sin pensarlo será «por las cosas buenas». Sin embargo, somos seres humanos e imperfectos, esto significa que durante nuestra vida haremos cosas buenas y cosas malas, algunas veces con intención y otras sin querer, pero las haremos. No obstante, no debemos dejar que las cosas malas que hacemos en vida sean superiores a las cosas buenas. Erradicar el mal, los malos pensamientos, las malas palabras y las malas acciones de nuestro ser resultará prácticamente imposible o simplemente será trabajar en algo que tarde o temprano, dependiendo de la situación, la volvamos a hacer.


La vida no nos quiere «santos», pero tampoco nos quiere «malvados», pues como seres humanos y siguiendo el pensamiento de Maquiavelo, poseemos más maldad en nuestra naturaleza que bondad, pero el mal no debe ser el que nos predomine. Nuestras buenas acciones, nuestro trato hacia los demás, nuestras buenas palabras y nuestro actuar debe tornarse óptimo y cada acción que ejecutemos (en la medida posible) debe propagar el bien. Por demás queda decir que el mundo ya está cansado de tantas guerras, asesinatos, violencias, engaños, mentiras y muertes, como para seguir obrando mal en nuestro único hogar llamado planeta Tierra. No es mi intención ser un predicador del bien o de la moral, ¡para nada!, antes bien, quizá sea yo el más imperfecto de todos ustedes que me leen, pero aún así, trato de apostar por un mundo más tranquilo y más pacífico. Por una cuestión de salud mental y física tratemos de evitar problemas y vivamos lo mejor que podamos. 

Sería fatal que después de morir seas recordado por cosas malas que hiciste, quizá mentías demasiado, engañaste a personas, fuiste desleal a tu pareja, tratabas mal a tus padres y a las personas, nunca fuiste sincero y ni qué decir si fuiste delincuente o una persona muy pero muy mala. Si bien es cierto, hasta las personas más perversas y crueles (como los asesinos seriales más famosos) también pasan a la inmortalidad, pero ¿de qué manera? Simplemente, de manera mala. Las personas los recordarán, pero por sus malas acciones y siempre que se hable de ellos, quizá no sientan odio, pero si lástima y pena por ellos, ya que no pudieron ser mejores personas. Ahora piénsalo bien, ¿te gustaría ser recordado después de tu muerte como alguien malo?

En mi caso, no sé si luego de dejar este mundo sea recordado como alguien malo o bueno, pero preferiría ser recordado por mis libros y por motivar a todos aquellos estudiantes de Derecho que tuve (yo) el privilegio de haber sido su profesor. Mi único mensaje para ellos sería que siempre sigan estudiando, no desanimen ni decaigan ante los obstáculos y sobre todo, sean leales a sí mismos. 

Atte.: Doctor Dhartorius.

Escrito por: David E. Misari Torpoco
18 de diciembre de 2021




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