Andrea
estaba a punto de terminar la carrera de Derecho, pero debido a un problema
sentimental, no lograba concentrarse al 100 %. Ella estaba preocupada, pues
sentía algo de temor empezar una nueva relación con Alberto, ya que vivió una
relación de casi tres años en la que no le fue bien. Su última relación fue con
un hombre llamado Francisco. Cuando empezó la relación con Francisco, esta era
una típica relación en la que se empieza bien, llena de ilusión, magia y
romanticismo, pero a medida que transcurre el tiempo y se va conociendo mejor a
la pareja, la magia va desapareciendo, más aún cuando los problemas empiezan a
ser el pan de cada día.
Francisco
era abogado. Si bien le gustaba Andrea, solía tratarla, algunas veces, con desprecio
e indiferencia; no le gustaba que Andrea buscara crecer o se proyecte
profesionalmente, pues cuando ella tenía algún logro, parecía como si
Francisco, en vez de alegrarse por ella, la envidiara o tuviera celos que ella
crezca en su carrera, pues para él, solamente él tenía que ser el que crezca,
en otras palabras, para Francisco, solamente él debía ser el exitoso y Andrea…
no. Si bien, Francisco no era un hombre violento ni agresivo, solía tratar a Andrea
de manera agresiva algunas veces, razón por la cual (también) terminaban
peleando.
En un
principio, en aquella etapa donde todo es lindo, Francisco no era celoso ni
tóxico con Andrea, sin embargo, esta situación fue cambiando poco a poco y a
medida que pasaba el tiempo en la relación, a tal punto que cuando Andrea le
hablaba de algún amigo suyo, Francisco adoptaba una actitud pueril (de niño) y
le exigía que ya no hable más con ese amigo o simplemente, se aleje de él. Un
día, Andrea le contó a Francisco sobre Danilo, un joven con el que tenía una
linda amistad, incluso antes de conocer a Francisco, sin embargo, Francisco
empezó a ponerse celos y a crearse una situación ficticia en su mente, en la
que seguramente «algo» había pasado entre ellos y por eso, ella le habla tan
bien de él. Tanto fueron los celos de Francisco que a través de las redes
sociales, Francisco le envió una solicitud de amistas a Danilo y este lo aceptó.
A Francisco le gustaba seguir y ver las publicaciones de Danilo, pues trataba
de saber el porqué Andrea le hablaba tanto de él, pues en la mente enferma y
distorsionada de un histriónico Francisco, seguramente Andrea tuvo «algo» con
ese amigo o seguía teniéndolo, cuando la realidad era que Andrea jamás tuvo
nada más que una buena amistad con Danilo.
Cansada
de las típicas actitudes machistas de Francisco y de sus escenas dramáticas, Andrea
no pudo más y terminó con él.
Los
meses que vinieron después fueron algo difíciles para ella, pues luego de
terminar una relación de casi tres años, la mente no olvida tan rápido los momentos
compartidos con la pareja y la costumbre que muchas veces suele ser más fuerte
en una relación que el amor. En esa etapa de desapego, conoce a Alberto, que
también es abogado, y empiezan a tener conversaciones más seguidas por el
WhatsApp y luego, empezaron a verse personalmente. Como ambos se gustaban, pasó
lo que tenía que pasar y si bien no habían empezado una relación formal, se
daban un trato de pareja. Sin embargo, al cabo de pocos meses, Alberto le
propone una relación formal a Andrea, se notaba que la quería, pero ella,
debido al «trauma» o «temor» de no volver a pasar lo mismo que vivió con
Francisco, le decía que debían seguir conociéndose e incluso, a veces, ella le
decía que era ‘mala’ y quizá no merezca una mujer como ella para buscar
desistir la propuesta de Alberto, aunque en el fondo, ella también lo quería,
pero sentía miedo salir lastimada o enamorarse y entregarse totalmente, para
luego terminar mal o ser solo una aventura más.
Fue así
como Andrea le escribe a Danilo y lo invita a tomar un café al centro de Lima
para contarle sobre Alberto y pedirle consejo. Danilo le responde y le recuerda
a Andrea que debido a las restricciones del gobierno, tiene prohibido salir de
su casa, pues como no está vacunado, las nuevas normas establecidas por el
Estado sostienen que ningún vacunado puede ingresar a establecimientos públicos
ni tampoco a cafés, bares y centros sociales, pues en la entrada de aquellos
lugares, no solo los trabajadores
verificaban tu cartilla de vacunado, sino que el Estado había mandado a
resguardar con militares las entradas a estos lugares y detener a los que no
están vacunados. Andrea había olvidado que Danilo no estaba vacunado, pero
quería conversar con él de todas maneras, así que decide ir a visitarlo a su
casa.
Un
jueves por la tarde, en casa de Danilo, ella le lleva un pequeño presente para
que Danilo lo coloque en su biblioteca. Danilo queda muy agradecido por el
presente y él también le entrega uno. Ella se alegra por el obsequio que le
dio, pues se trataba de un cuadro con la imagen de un gato. Dejando a un lado
los presentes, ella le cuenta sobre Alberto y al final le pide consejo. Danilo
le dijo lo siguiente:
—Bien,
ahora que me has contado mejor lo que sientes, solo me queda decirte que toda
relación nueva siempre traerá incertidumbre, no obstante, no debemos empezar o
dar un nuevo paso con miedo. Si no se está seguro de algo, es mejor no empezar nada aún.
—Pero,
tú eres un hombre leído, eres filósofo y escribes libros, dime ¿qué dicen los
libros al respecto? Porque francamente ya no sé qué hacer.
—Primero
debes calmarte, Andrea, con una mente preocupada tus pensamientos no serán
claros. Ahora bien, respecto a los libros mmm… para las situaciones
sentimentales, sobre todo para elegir una pareja, los libros no dicen mucho ni
poco, además, los libros que ves aquí no tratan sobre temas de pareja ni de
amor, sino sobre filosofía, literatura, historia, física, filología, entre
otros de mi interés, más bien, tengo algunos libros que hablan de lo mejor que
es no tener una pareja y vivir bien siendo un solitario, pero no creo que eso
te ayude. Más bien, lo único que te puedo aconsejar es lo que leí en cierta
oportunidad en un texto Upanishad.
—¿Y qué
consejo es?
—En el
texto decía que una pareja puede llevarte a la gloria, pero también a la destrucción,
así que debes ser prudente y saber elegir con la cabeza y no tanto con el
corazón, pues recuerda que elegirás a un compañero para toda la vida, pues no
creo que quieras a alguien que solo use tu cuerpo sexualmente hasta cansarse o
caer en el hastío y luego terminar, ¿cierto?
—¡No!
Claro que no.
—Por
eso mismo, debes elegir al mejor compañero, a alguien que te de paz y
tranquilidad, y no busque darte problemas cuando llegues cansada por las noches
de tu trabajo o cuando estés estresada por el estudio. Debes alejarte de los
celosos, caprichosos y hombres tercos que se comportan como niños berrinchudos
o peor aún, alejarte de los dramáticos que ante un un mal de amor, una tristeza
o una decepción corren desesperados y postean en sus redes sociales su drama.
Aléjate de esos malos elementos. Tu vida debe estar tranquila y aprender a
equilibrar tu mente y corazón. Quédate con una pareja que te impulse a ser
mejor cada día y no con alguien que te haga perder el tiempo inútilmente.
Quédate con un hombre que se enorgullezca quién eres, te admire y respete y no
busque opacarte o que solo lo halagues a él por sus logros. Quédate con una
pareja que no le importe cuánto ganes en tu trabajo, sino, simplemente, que te
valore por lo que eres. Quédate con una pareja que no solo vea en ti un rostro
bonito o un cuerpo escultural, porque el físico tarde o temprano se acaba, pero
un buen corazón durará para siempre. Parejas que son controladoras hay bastantes
allá afuera, como también tóxicas que son capaces de arruinar la relación e ir
apagando la llama del amor cada día. Por eso hay que saber elegir a la pareja.
La persona indicada te espera en algún lugar, pero debes ser paciente y no
estar por costumbre con alguien que a la larga, en el fondo, sabes que no
llegarás a nada concreto. Piensa en eso, Andrea.
—¡Muchas
gracias por tus palabras, amigo! En verdad, conversar contigo me ha hecho
sentir bien.
—No te
preocupes, para eso estoy, para aconsejarte en la medida que pueda, porque yo
siempre querré tu bien y lo sabes.
Los
ojos de Andrea se emocionaron y se reflejó un brillo especial en ellos. Andrea
lo abrazó muy fuerte y por un momento ella separó su cabeza de su hombro, lo
miró fijamente, él también a ella, Andrea cerró los ojos y en ese momento, sonó
el celular de Danilo. A lo que Danilo le dijo:
—Disculpa,
debo contestar.
Andrea
asintió. Danilo contestó la llamada y al terminar dijo:
—Bueno,
Andrea, un colega mío vendrá en su auto y debo ir con él a su casa, porque
estamos haciendo un trabajo. Espero que mis consejos te hayan servido de algo.
—Claro
que sí, amigo. Más bien, gracias por tu tiempo y tus palabras. Pensaré mejor
las cosas antes de darle el sí a Alberto.
—Pensarlo
mejor, eso debes hacer.
Ambos
se despidieron. Danilo acompañó a la puerta a Andrea y ella solicitó un taxi
por aplicativo. Una vez que llegó el taxi, se fue.
Danilo
se quedó en la puerta de su casa esperando a su amigo y mientras lo hacía,
pensó lo siguiente: «Andrea es una buena mujer, espero pueda encontrar a
alguien que la sepa valorar, pues ella es la mujer que varios hombres buenos
desearían tener».
Fin
Cuento escrito por: David E. Misari Torpoco
26 de noviembre de 2021
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